Tener una novia y compartir momentos con ella es algo que agrada hasta al hombre más frío del mundo. Ir al cine, salir a cenar o estudiar juntos, todo es súper productivo y demuestra que tu relación es algo constructivo para vos. La cosa cambia si creás una dependencia emocional hacia tu pareja o por la persona que te gusta, puesto que eso podría desembocar en múltiples problemas para ambos.
La dependencia emocional es un estado psicológico en el cual tu vida gira alrededor de una persona, que puede ser tu pareja o algún amigo. Normalmente, esta dependencia se presenta en gente con baja autoestima y que tiene miedo a la soledad; por ende, se aferra a alguien, ya que ese alguien “le comprende y le hace sentir bien”.
Seguro conocés a gente que considera que su vida se fue con la relación que acaba de terminar; por ende, tiene ideas suicidas ya que “nada en el mundo podrá terminar con el dolor que siente ante esa ruptura”. Lo ideal sería que vos ayudes a ese amigo o conocido a superar esa crisis de dependencia emocional y lo primero que podés hacer es convencerlo de que él padece un problema.
De esa manera, tu socio emocionalmente traumado puede consultar a un psicólogo y tratar su problema de dependencia hacia otra persona. El profesional debería trabajar en elevar la autoestima del sujeto y convencerlo de que estar solo no es el fin del mundo y que su vida no debe girar alrededor de su pareja o de alguna amistad. Así, podrás recuperar a tu amigo, puesto que el mismo dejará de llorar en un rincón de su casa y volverá a reunirse o jugar un futbolacho con los perros.
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La dependencia emocional es un mal que aqueja, especialmente, a adolescentes y es algo que podría concluir en suicidios o escenas de celos excesivos hacia la pareja. La base de toda relación es la confianza y el respeto al tiempo de cada uno. Si tenés novia, querele, llenale de detalles, invitala a comer, pero no seas un obsesionado, pues eso podría ser negativo para ambos y destruir tu noviazgo de cuentos de hadas.
Por Brian Cáceres Verón (18 años)