En todo colegio o universidad, los estudiantes tienen diferentes tipos de profes; con el transcurso de las horas, los maestros van rotando de cursos. Los alumnos conocen perfectamente a cada docente, por lo que cambian de comportamiento de acuerdo al educador que entre al aula en un determinado momento.
Está el profe que desde su ingreso se pasa hablando de su vida, sus logros y de los tantos títulos que ha obtenido, poniéndose como ejemplo para todo el mundo. Este tipo de maestro aburre a toda la clase y lo único que desean los alumnos es dormir, pues no logran prestar atención al docente que realiza una exposición de su vida privada en lugar de una enseñanza del contenido de la materia.
“Mañana me entregan la tarea y el próximo lunes tendremos una prueba sumativa”, son las típicas palabras de la profe estricta, quien con su fuerte carácter domina a todo el curso. La forma de enseñar es muy seria, nadie debe hablar cuando ella explica y la asistencia a clases vale puntos para su cátedra.
El profesor de educación física es al que la mayoría de los alumnos esperan, su hora sirve para liberarte de los ejercicios de matemáticas y de las clases de historia. Este docente suele ser muy bueno, aunque, a veces, se pasa con las actividades corporales. No obstante, su hora es la más esperada por los chicos que desean jugar partido.
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Tampoco falta aquel docente cuya clase es todo power point, con contenidos carentes de riquezas en información y que desde el comienzo se pasa leyendo las diapositivas. Para el alumno es muy irritante tener que aguantar largas horas de pura proyección.
“No importan los borrones, igual nomás entregame tu trabajo”, es lo que dice aquel docente al que no le interesa cómo presentes tu trabajo, a pesar de que tenga errores ortográficos o mala caligrafía. Y, si te olvidaste de hacer la investigación, no hay problema, entregale la próxima semana y tendrás igual el puntaje; muchas veces esto es bastante injusto en relación a los alumnos responsables.
Aunque haya tantos profesores con un carácter especial, siempre hay uno que desde que está subiendo las escaleras saluda a todos con una sonrisa y al entrar al curso retumba con su voz que transmite emoción. Este tipo de docente es el más querido por los alumnos, pues es muy sociable y su clase es interesante. A pesar de que sea difícil la materia, el docente sabe la clave para que todos aprendan.
El buen profesor siempre inspira a sus alumnos el amor al estudio, a través de clases dinámicas y atractivas. No importa qué tipo de docente tengas, nunca le faltes el respeto por más argel que sea, buscale el lado amable y enriquecete con sus clases.
Por Mónica Rodríguez (18 años)
