Comentario - Hasta el próximo récord. Por: Diego Marini

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Cuenta Robert Graves que para los antiguos griegos, la ambrosía y el néctar divino no eran otra cosa que hongos alucinógenos. En otra época y otro mundo, investigaciones realizadas en Norteamérica revelan que los mayas conocían los encantos alucinógenos que ciertos batracios guardan en sus venenos. A lo largo de su existencia en la tierra, los hombres han buscado por placer, religiosidad, diversión, substancias que le ayudasen a soportar el peso de la existencia.