Caracterizado por una distinción excepcional, el nuevo Perpetual 1908 de Rolex no deja de despertar admiración. En la esfera, la luz juega con los relieves y ofrece un despliegue de reflejos con cada movimiento de la muñeca, lo que reafirma su singularidad, elegancia y refinamiento hasta en el más mínimo detalle.
Desde inicios del siglo XX, con el flamante templo, el vecindario de La Encarnación vivía al compás de las campanadas de cada hora. El cura daba avisos parroquiales –parlante en mano– desde la cúpula. Pero el enorme reloj tuvo sus buenas pausas, hasta hace poquito, y se echó a andar de nuevo. En este caso, vale la pena contar el santo... y ¡también el milagro!
SALAMANCA. Es sorprendente cómo se pueden recordar ciertos sonidos; no digo los de una canción donde funcionan muchos elementos que nos ayudan a poder hacerlo. Me refiero a sonidos aislados que, en un momento dado, y por diferentes motivos, formaron parte de nuestra vida. Eso me sucedió al leer que el reloj de la iglesia de La Encarnación estaba dando de nuevo las horas con sus campanadas. Las escuché nítidamente: son dos sonidos: primero los que dan el cuarto de hora, la media y los tres cuartos. Luego, las que dan la hora fija. Por lo menos no las escuché durante cincuenta años, pero sí formaron parte de todos esos años que viví en aquel barrio y el sonido de las horas formaba parte de nuestra rutina diaria.
Estuvo descompuesto durante cinco décadas, pero desde el martes vuelve a dar la hora con sus campanadas el reloj de la iglesia La Encarnación. El padre Ángel Arévalos cumplió un sueño con ayuda de feligreses y del técnico Alejandro Kubina. Los antiguos pobladores del barrio celebraron el hecho con emoción y nostalgia.
A muchos perturbará el sueño, a otros más mayores, cada campanada será recordar el pasado, cuando todos se orientaban por su sonido para ir al trabajo, para comer o simplemente para tener en cuenta cómo pasan las horas de una vida que no se detiene. Lo cierto es que desde la noche del martes ya empezó a marcar de nuevo la hora. Y es el antiguo reloj que se encuentra en la cima del campanario de la iglesia de La Encarnación (Haedo y 14 de Mayo).