5 de diciembre de 2025

En 1966, tras una disputa sobre la interpretación del Tratado de Paz de 1872 entre Paraguay y Brasil, y el dominio de los saltos del Guairá bajo dicho Tratado, Paraguay y Brasil firmaron un Acta que garantizaba la igualdad de derechos en el aprovechamiento de las aguas del río Alto Paraná y un precio justo por su adquisición. Era un mundo bipolar, dividido en dos bloques, que existían bajo la arquitectura de la Carta de las Naciones Unidas de 1945. Un bloque abrazaba el multilateralismo, los principios y valores del derecho internacional, la cooperación y la integración; el otro, detrás de la cortina de hierro, el autoritarismo, el imperialismo, la dominación, el totalitarismo ideológico y la negación de los derechos humanos.

La revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú acumula ya dos años de atraso, pero las negociaciones con Brasil siguen paralizadas desde principios de abril por el caso de espionaje brasileño contra autoridades paraguayas. Tres meses después de la suspensión de las tratativas, el gobierno nacional aún espera la aclaración correspondiente.



El director de la Agencia Brasileña de Inteligencia (Abin). Luiz Fernando Correa, declarará esta semana, citado por la Policía Federal (PF) en su sede de Brasilia, sobre las acusaciones de espionaje contra el Paraguay y por obstrucción de la investigación del caso “Abin paralela”, adelantaba la prensa del vecino país en vísperas de la Semana Santa.
Han pasado tres semanas desde que, de manera insólita, la administración de Santiago Peña suspendió unilateralmente las negociaciones para la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú, “hasta tanto Brasil brinde las aclaraciones correspondientes a satisfacción del Gobierno de la República del Paraguay” sobre el caso de espionaje digital que, según el comunicado de la Cancillería, ocurrió “entre junio de 2022 y marzo de 2023″; es decir, entre la última etapa del período de Jair Bolsonaro y el inicio del mandato de Lula da Silva. Ni Brasil ha dado las aclaraciones solicitadas ni, que se sepa, el Gobierno paraguayo ha hecho las investigaciones que anunció. Lo único concreto es que la renegociación sigue suspendida, para beneficio del Brasil y detrimento del Paraguay. El Anexo C del Tratado de Itaipú, que regula las “bases financieras y de prestación de servicios de electricidad” de la central, establece en su apartado II.5 que cuando una entidad (ANDE o Eletrobras, ahora ENBpar) “decide” no utilizar la parte de la energía que le corresponde, “podrá autorizar a Itaipú” a “ceder” a “las otras entidades” la parte disponible. Esta disposición constituye la gran trampa del Tratado de Itaipú contra el Paraguay, mediante la cual Brasil históricamente se ha quedado a precio vil con la parte paraguaya del gran potencial energético del río Paraná por diferencia de altura entre los saltos del Guairá y la desembocadura del río Yguazú, un valiosísimo recurso natural supuestamente compartido en proporciones iguales.