Bulgaria, para amantes de la naturaleza

El turismo en Turquía no pasa por su mejor momento pero en Bulgaria se está desarrollando bien. Este país, situado a orillas del mar Negro, es conocido sobre todo como destino para vacaciones en la playa. Sin embargo, su interior oculta bello secreto.

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Una excursión por la región costera y el interior revela que hay más cosas que descubrir, principalmente para los amantes de la naturaleza. "Esto aquí es el fin del mundo", dice Gergana Ivanova. La joven mujer, de pocas palabras y discretamente amable, regenta el pequeño hotel "Trite Kestena" en Kamen Bryag.

El hotel cuenta con una docena de habitaciones que cuestan menos de 20 euros (22 dólares) por noche, sin desayuno. El desayuno se cobra extra en el restaurante arrendado del hotel.

La mujer puede darse el lujo de no trabajar demasiado. En la pretemporada, el hotel de su familia es el único que está abierto en esta localidad. Y solo en pleno verano llega a llenarse realmente.

Hasta ahora, solo un par de turistas, principalmente rumanos, encuentran el camino a este lugar. "A veces también llegan alemanes", dice Ivanova. Probablemente, todos guardan en su equipaje la misma guía turística que asegura que Kamen Bryag es "el pueblo más bonito en la costa".

¿Por qué no pasar las vacaciones en Bulgaria? Las playas de España, Italia y Grecia van a estar llenas este verano, mientras que muchos turistas siguen evitando viajar a Turquía por motivos de seguridad. Bulgaria llama cada vez más la atención como destino alternativo. Este país miembro de la Unión Europea tiene más cosas que ofrecer que grandes complejos hoteleros y aguardiente barato. Entre Kamen Bryag, un pueblo de solo 70 habitantes, y las rocas cársticas situadas junto al mar se extiende una alfombra verde de pastos adornada con flores rojas, amarillas y violetas. El cielo es ancho y parece ser más claro y más azul que en otras regiones.

Una breve caminata a lo largo de la costa va hacia el yacimiento arqueológico Yailata, situado al sur de Kamen Bryag. Además de las murallas de una fortaleza bizantina del siglo V son sobre todo interesantes las más de 100 cuevas. Sin embargo, lo que siempre impresiona más es el paisaje tan vasto y tan despoblado. Los turistas se pueden contar con los dedos de la mano.

A medio camino entre Yailata y Cabo Kaliakra, que penetra hasta dos kilómetros en el mar Negro como una cuña de 70 metros de alto y que forma parte del parque natural del mismo nombre, hay un hueco en la costa escarpada. Allí se encuentra, como una hoz de arena, la pequeña playa de Bolata.

Desde hace tiempo, las estepas situadas junto a Cabo Kaliakra y los humedales de la costa norte del mar Negro en Bulgaria figuran en los catálogos de touroperadores especializados en la observación de pájaros. Ahora, a principios de junio, cuando las aves migratorias llevan rato continuando su camino, solo se ven búlgaros en la playa.

Para llegar hasta aquí hay que conocer bien la zona. También en los bosques de Bulgaria es necesario tener un espíritu aventurero y un buen sentido de la orientación. Hay senderos señalizados en el parque natural Strandzha y también en el parque natural Zlatni Pyasatsi, cuyas cordilleras se alzan directamente detrás de los complejos hoteleros.

Sin embargo, el dinero proveniente de los fondos de cohesión de la Unión Europea al parecer solo ha alcanzado para instalar un par de paneles informativos en el aparcamiento para autobuses frente al Monasterio de Aladzha, cavado en las rocas, que recibe a muchos visitantes, o en la plaza frente a la iglesia de la población de Brashlyan, un auténtico museo al aire libre. Después de caminar pocos cientos de metros, los indicadores desaparecen. Sin embargo, la belleza de los bosques compensa la infraestructura mal cuidada.

Stranzha es el parque natural más grande de Bulgaria. El paisaje de colinas, atravesado por ríos, se extiende a lo largo de la frontera con Turquía hasta el mar Negro. Los espesos bosques de hayas, robles albares y laureles siempre verdes son un santuario para muchas especies raras de animales y plantas.

Lo mismo se puede decir del parque natural Sinite Kamani. Las "piedras azules", tal y como se llaman en búlgaro, representan las estribaciones orientales de los Montes Balcanes. Desde la ciudad portuaria de Burgas se puede llegar en dos horas a Sinite Kamani.

Del aparcamiento del parque natural resuena a todo volumen música rock búlgara. Aquí trabaja Plamen Stoyanov Avgenov. No esperaba nuevas visitas hoy. "Sí, el sendero está bien señalizado. No es ningún problema seguir el camino", dice el hombre joven en un inglés correcto.

 

En el parque natural viven 180 especie de pájaros. Las estrellas emplumadas son los buitres, dice Avgenov. En su gran mayoría son búlgaros los que vienen aquí los fines de semana para caminar. De vez en cuando también llegan algunos extranjeros desde la playa, cuenta el joven búlgaro.

 

Después de una caminata de tres horas en medio de la soledad entre bosques y rocas llegamos a nuestro destino: el centro turístico de Karandila. Bueno, el "centro" solo cuenta con dos pensiones abiertas, algunas instalaciones cerradas y un complejo vacacional abandonado de la época socialista. Además hay una vieja telesilla en la que los nostálgicos del comunismo pueden deslizarse hacia el valle.

Información básica: Bulgaria

Cómo llegar: Bulgaria tiene aeropuertos internacionales en Sofía, Plovdiv, Warna y Burgas. Desde varias grandes ciudades europeas hay vuelos a las ciudades de Warna y Burgas, situadas a orillas del mar Negro. Informaciones: www.bulgariatravel.org.

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