Científicos advierten: No podemos depender excesivamente de los sumideros naturales de CO2

DUBAI. El mundo no puede dirigir todos sus esfuerzos de descarbonización hacia los sumideros naturales de carbono, pues su contribución futura “es incierta” ya que también se ven afectados por la crisis climática, por lo que “es necesaria una eliminación rápida y controlada de los combustibles fósiles”.

La última versión de ‘10 nuevas perspectivas científicas’ fue presentado en el COP28.
La última versión de ‘10 nuevas perspectivas científicas’ fue presentado en el COP28.ALI HAIDER

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Así lo pone de manifiesto el informe ‘10 nuevas perspectivas científicas’, elaborado por un grupo de reputados científicos como, entre otros, el director del Potsdam Institute of Climate Impact Research, Johan Rockström, el científico del IPCC Oliver Geden o el investigador del CREAF Marcos Fernández.

Este estudio, fruto de la colaboración entre Future Earth, The Earth League y World Climate Research Programme, se presenta cada año desde 2017 en las cumbres del clima de la ONU, y su última versión se presentó en la COP28 que estos días se celebra en Dubái (Emiratos Árabes Unidos).

Los autores actualizan el conocimiento sobre el calentamiento global y sus efectos y resumen los diez hallazgos que consideran más relevantes con los que informar las negociaciones enmarcadas en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).

Es, según el secretario ejecutivo de la CMNUCC, Simon Stiell, “una herramienta esencial para los responsables de la toma de decisiones” en un momento “crítico” del calendario climático de cada año.

El documento presentado este domingo advierte, por ejemplo, de la cercana “inevitabilidad” de sobrepasar el umbral de seguridad marcado por el grupo de expertos climáticos de la ONU: el grado y medio de aumento de temperatura media de la Tierra sobre los niveles preindustriales.

También subraya otros fuertes impactos que se han agravado en los últimos años, como la aceleración de la pérdida de glaciares de montaña o la creciente inmovilidad humana en zonas con altos riesgos climáticos.

Repasa asimismo algunas de las estrategias que los países deberían poner en marcha para detener el calentamiento: empezando por una “eliminación rápida y controlada de los combustibles fósiles”, y por una reforma de los sistemas alimentarios.

Todo ello, señalan, deberá apoyarse en “políticas sólidas” y en un modelo de “gobernanza conjunta” con nuevas herramientas que permitan hacer “operativa” la justicia.

Soluciones basadas en la naturaleza

La “excesiva dependencia” de los sumideros naturales de carbono - bosques tropicales, humedales, arrecifes de coral y otros ecosistemas que pueden extraer emisiones de la atmósfera- sin embargo, es según los científicos “una estrategia arriesgada” dado que su contribución futura es “incierta”.

Los investigadores no sugieren que no haya que apostar por la restauración de la naturaleza: al contrario, apuntan que con la crisis climática “se necesitan todas las soluciones” y, precisamente porque la capacidad de los sumideros de carbono naturales es limitada y se va degradando a causa del calentamiento, hay que aprovecharlos cuanto antes.

Así lo defendió a EFE el especialista del CREAF Marcos Fernández, quien trabajó el informe, y explicó que, hasta ahora, los sumideros de carbono terrestres y marinos han crecido mientras se incrementaban las emisiones de CO2, pero los especialistas advierten de que estos ecosistemas podrán absorber menos CO2 en el futuro de lo que se ha proyectado a partir de las evaluaciones existentes.

“Tenemos indicios que indican que la capacidad de los sumideros, tanto de ecosistemas terrestres como marinos, está descendiendo”, aseveró.

Necesitamos soluciones basadas en la naturaleza para eliminar CO2 de la atmósfera con métodos naturales, pero “no podemos depender demasiado porque nos pueden fallar y porque el cambio climático está haciendo que fallen”.

“En marzo vimos que había regiones del planeta que parecía que se estaban desestabilizando. Eso quiere decir que la variabilidad y la memoria de estas zonas -el balance de carbono de estas zonas- está aumentando”, indicó Fernández.

“Pese a que ‘memoria’ puede sonar a algo positivo, es lo contrario: cada vez menos resilientes, de manera que cualquier cambio, cualquier perturbación se propaga en el futuro y está haciendo que en determinadas zonas, como la mediterránea, el ciclo de carbono se esté desestabilizando”, detalló el experto.

El investigador, que critica las soluciones “tecno-optimistas”, se muestra más partidario del decrecimiento económico para reducir las emisiones y al mismo tiempo conservar los ecosistemas, e incide en que “el bienestar de la humanidad no depende del crecimiento económico ni del uso de los materiales”.

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