Thompson, primer británico que dirigirá el centro desde su fundación en 1954, asumirá entre otros retos un proyecto de actualización de su célebre colisionador de hadrones (LHC) para convertirlo en el llamado Colisionador de Alta Luminosidad (HL-LHC), algo que está previsto hacia 2030.
Con el HL-LHC se busca obtener diez veces más colisiones que con el LHC actual, producir con ello más bosones de Higgs y otros fenómenos de física, y estudiarlos más de cerca, según señaló en una reciente comparecencia de despedida ante la prensa la propia Gianotti, primera mujer en dirigir el CERN.
A más largo plazo, el otro gran desafío para el CERN es la construcción del por ahora denominado Futuro Colisionador Circular (FCC), casi cuatro veces mayor al actual, de 27 kilómetros de circunferencia.
El nuevo colisionador, actualmente en proceso de deliberación después de que en marzo de este año se publicara su proyecto de viabilidad, tendría una circunferencia de 91 kilómetros.
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El Consejo del CERN debe aprobar definitivamente su construcción hacia 2028 y podría reemplazar al actual LHC en torno a 2040, con una potencia diez veces mayor.
Thompson tiene una larga experiencia de colaboración con el CERN, con el que ya empezó a trabajar hace tres décadas, contribuyendo a la medición de los bosones W y Z.
En el LHC ha trabajado en ATLAS, uno de los centros de experimentación a lo largo de la gigantesca infraestructura subterránea en la frontera entre Francia y Suiza.
