El superclásico fue una fiesta celebrada por Cerro Porteño. En La Nueva Olla con más de 22.000 personas, que volvían al más importante del fútbol paraguayo después de seis enfrentamientos a puertas cerradas, el Ciclón derrotó 1-0 a Olimpia con el golazo de Claudio Aquino, quien fue la figura del triunfo y no solo lideró en el campo sino que también guio el festejo en la intimidad del vestuario con el resto del plantel, el cuerpo técnico y los auxiliares.
Luego del pitazo de Giancarlos Juliadoza, los futbolistas fueron hasta la portería que ocupó Jean Paulo Fernandes Filho, frente a la Gradería Norte, y saltaron al ritmo de los aficionados con el tradicional “un minuto de silencio... para Olimpia que está muerto”, el clásico cántico como cargada al eterno rival, que perdió el tercer derbi consecutivo y aunque abandonó el último puesto en la clasificación del certamen, sigue fuera de los puestos de Copa Libertadores.
