Herrera aterrizó en el fútbol argentino en enero pasado como uno de los refuerzos más destacados del mercado. No obstante, su primer año estuvo marcado por la irregularidad colectiva —el equipo no obtuvo títulos en 2025— y una serie de lesiones que le impidieron alcanzar su mejor versión física y futbolística.
A pesar de estos contratiempos, la dirigencia Xeneize manifestó su interés en retener al jugador. Finalmente, esta semana el ex Athletic Club, Manchester United y PSG le comunicó al presidente, Juan Román Riquelme, su deseo de continuar en la institución para afrontar la temporada 2026.
Los desafíos de la nueva temporada
El volante tiene previsto sumarse este viernes a la pretemporada en las instalaciones de Boca. El gran objetivo del año será la Copa Libertadores, luego de la temprana eliminación del equipo en la fase preliminar de la edición anterior.
Desde el club aclararon que, si bien el salario se redujo, el contrato no incluye cláusulas de productividad por partidos jugados, desmintiendo así versiones que circularon en la prensa local durante los últimos días.
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Un balance marcado por la intermitencia
Durante 2025, el volante español solo pudo disputar 17 encuentros. Una lesión sufrida en junio lo mantuvo inactivo hasta finales de septiembre, limitando su continuidad. Tras su regreso, mostró una evolución en su juego, logrando sociedades interesantes en el mediocampo junto a Leandro Paredes, quien se consolidó como la figura del equipo tras su llegada a mitad de año.
El momento más amargo para Herrera ocurrió en el debut de Boca en el Mundial de Clubes frente al Benfica. En aquel empate 2-2, el español debió abandonar el campo de juego en la primera mitad debido a una lesión que, a la postre, lo marginó del resto del certamen internacional.
Fuente: EFE
