La dudosa compra de gasoil de Petróleos Paraguayos (Petropar) a la empresa catarí Doha Holding Group LLC volvió a cuestionarse tras la decisión de la estatal de bajar los precios de los combustibles la semana pasada. La petrolera le había otorgado una nueva prórroga a la compañía incumplidora, la novena, extendiéndole el plazo hasta el 28 de febrero de 2026. La firma había prometido entregar 100.000 toneladas métricas de gasoil —por unos US$ 61 millones— a un precio considerado irreal por referentes del sector.
Víctor Yambay, presidente de la Asociación Paraguaya de Estaciones de Servicios (Apesa), fue categórico al respecto: “Ese combustible nunca llegó ni va a llegar”, afirmó al recordar que desde hace un año se espera la carga anunciada por la firma vinculada a Alejandro Domínguez Pérez, hijo del presidente de la Conmebol.
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“Es mentira que Petropar consigue precios más bajos”
Yambay cuestionó que la estatal intente instalar la versión de que obtiene combustibles más baratos que el sector privado. Aseguró que las compras “milagrosas” que publicita Petropar jamás se concretaron en la práctica.
“Es totalmente una mentira lo que quieren instalar desde Petropar. Esos combustibles nunca llegaron y sus proveedores son los mismos que entregan a los privados”, expresó.
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El titular de Apesa explicó que los precios del combustible están regidos por el mercado internacional, ya que se trata de un commodity. Lo único negociable, dijo, es el premio, que corresponde a costos logísticos y de flete. “Ahí se habla de centavos, no de precios mágicos”, remarcó.
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Un contrato imposible de cumplir
Sobre la firma catarí, Yambay fue contundente: “Con los precios que ofertaron, es imposible cumplir, salvo que sea combustible de dudosa procedencia”.
Si bien aclaró que Apesa no busca un enfrentamiento con los estacioneros de Petropar, cuestionó el rol de la estatal dentro del mercado.
“Lo único que pedimos es que se comporte como parte del mercado y respete sus reglas. Es fácil poner un precio cuando nadie te reclama por las pérdidas”, afirmó.
Comparó esta situación con la de cualquier empresa privada, donde un administrador sería removido al acumular pérdidas por uno o dos meses.
La firma catarí debía entregar el carburante entre octubre y noviembre del año pasado, hace más de un año, pero nunca cumplió con el plazo inicial.
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Aun así, la estatal le sigue extendiendo la vigencia del contrato, con lo cual solo evita ejecutar la garantía de fiel cumplimiento, cuyo valor asciende a US$ 3.050.000, prorrogada también hasta mayo próximo en la novena adenda.
¿Cuál debería ser el precio real?
Consultado sobre los valores adecuados para el mercado actual, Yambay respondió que los precios previos antes de la rebaja de Petropar eran los más razonables, ya que seguían la tendencia internacional. Recordó que la cotización de los combustibles cayeron abruptamente en febrero, pero que luego volvió a subir.
Además, advirtió que se aproxima un periodo de empeoramiento de las condiciones de navegabilidad, hecho que complica la logística de importación y presiona hacia eventuales incrementos.
“¿Qué pasa si sube el precio y encima se dificulta la navegabilidad? Después se sube mil guaraníes de golpe y se distorsiona todo”, advirtió.
