Al desagregar por tipo de persona, se observa que el mayor peso recae de forma sostenida en las personas físicas. En enero de 2016, este segmento concentraba 1.074.386 personas con crédito, cifra que ascendió a 2.157.859 a los últimos datos de 2025. El incremento da cuenta de una expansión del financiamiento orientado a individuos, en un contexto de mayor bancarización y ampliación del acceso al crédito de consumo, vivienda y capital de trabajo para pequeños emprendimientos.
Las personas jurídicas, si bien representan una proporción menor del total, también exhiben una trayectoria ascendente. En el inicio de la serie se registraban 11.835 entidades con crédito, mientras que en setiembre de 2025 la cifra alcanzó 19.147. El aumento sugiere una mayor utilización del financiamiento bancario por parte de empresas, aunque a un ritmo más moderado que el observado en el segmento de personas físicas.
La dinámica temporal permite identificar distintas fases. Entre 2016 y 2019, el crecimiento fue gradual pero consistente, acompañado por una expansión paralela de la cantidad de operaciones de crédito, período que se caracterizó por una consolidación del mismo como herramienta de financiamiento habitual para familias y empresas.
En 2020 y 2021, los datos reflejan un quiebre en la tendencia. El número total de personas con crédito se mantiene relativamente estable e incluso muestra leves retrocesos en algunos meses, al tiempo que la cantidad de operaciones desciende hasta mínimos cercanos a 2.700.000. Este comportamiento es consistente con un contexto de mayor cautela financiera, menor actividad económica y ajustes en la demanda y oferta de crédito.
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A partir de 2022, el sistema retoma una senda expansiva más marcada. El total de personas con crédito supera nuevamente la barrera y continúa creciendo de manera sostenida hasta casi alcanzar 2.200.000 en setiembre de 2025. En paralelo, la cantidad de operaciones se incrementa con fuerza evidenciando no solo más personas accediendo al crédito, sino también una mayor frecuencia en el uso de productos crediticios.
Este último punto resulta clave: el crecimiento de las operaciones fue más acelerado que el aumento de personas con crédito. Mientras la cantidad de personas prácticamente se duplicó en el período, las operaciones lo hicieron en una magnitud aún mayor, patrón que sugiere una diversificación de productos, plazos más cortos o una utilización más intensiva del crédito por parte de los mismos usuarios.
En conjunto, los datos del BCP muestran que el sistema financiero paraguayo logró ampliar su alcance y profundidad a lo largo de la última década evidenciando un proceso de mayor integración financiera, con implicancias directas sobre el consumo, la inversión y la dinámica económica general del país.
* Este material fue elaborado por MF Economía e Inversiones.
