Un reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), titulado ¿Cómo pueden los pagos digitales impulsar la inclusión financiera en América Latina y el Caribe? analiza esta transformación y presenta evidencia concreta sobre los avances registrados entre 2021 y 2024, así como sobre las brechas que aún persisten en la región.
La investigación señala que, durante ese período, el uso de billeteras digitales mostró un crecimiento significativo. En el pago de salarios, la proporción de consumidores que utilizó estos instrumentos pasó del 2% al 10%, mientras que en las compras el aumento fue del 7% al 18%. La expansión también se observa en las transacciones presenciales y en línea.
Así, los pagos digitales en compras en persona subieron del 11,8% al 30,8%, y por internet el uso se amplió del 37,7% al 48%. Estos datos confirman que la digitalización de los pagos dejó de ser un fenómeno marginal y pasó a formar parte de la vida cotidiana de una porción creciente de la población.
No obstante, el informe advierte que este proceso no avanza de manera uniforme. Los consumidores con mayor nivel socioeconómico, educación superior, menor edad, antecedentes no indígenas y residencia urbana adoptaron los pagos digitales con mayor rapidez.
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En el ámbito empresarial, lideraron la transición las empresas de mayor tamaño, las exportadoras y aquellas ubicadas en las capitales. Estas diferencias reflejan desigualdades estructurales vinculadas al acceso a infraestructura, conectividad y conocimientos financieros, factores que condicionan la capacidad de incorporar nuevas tecnologías.

Desde la perspectiva de los usuarios, los principales beneficios asociados a los pagos digitales se relacionan con la rapidez y la conveniencia, la menor dependencia del efectivo y una mejor organización de las finanzas personales.
Barreras que limitan el pago digital
Sin embargo, el BID identifica barreras que limitan una adopción más amplia, entre ellas restricciones tecnológicas, económicas e informacionales, además de factores de confianza. El informe concluye que la digitalización de los pagos constituye un componente central para la integración económica en América Latina y el Caribe.
Si bien la región avanzó de forma significativa en los últimos años, persisten desafíos que requieren respuestas coordinadas entre gobiernos, sector privado y proveedores no bancarios.
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En Paraguay, la evolución reciente de los medios de pago refleja un cambio estructural en los hábitos de transacción de hogares y empresas, con un avance sostenido de los instrumentos electrónicos. Los datos muestran una expansión relevante tanto en el uso de tarjetas de crédito y débito como en las transferencias bancarias de menor monto, lo que confirma una profundización del sistema de pagos digitales en los últimos años.
De acuerdo con datos del Banco Central del Paraguay (BCP), las compras realizadas mediante POS continúan como el principal canal en volumen de transacciones con tarjetas.

En noviembre de 2025, se registraron 19,6 millones de operaciones, con una tendencia creciente y aceleración. Este comportamiento evidencia una mayor utilización de medios electrónicos en comercios físicos y un desplazamiento gradual del uso de efectivo.
En paralelo, las compras por internet registraron uno de los crecimientos más dinámicos. Desde niveles observados en 2020, este canal superó los 2,8 millones de transacciones en noviembre de 2025, lo que da cuenta de la expansión del comercio electrónico y de la mayor adopción de pagos digitales para operaciones no presenciales.
Los pagos con código QR exhibieron el crecimiento más acelerado entre los instrumentos analizados. Tras su introducción al mercado de pagos en el período posterior a la pandemia, este medio alcanzó 3,3 millones de transacciones en noviembre de 2025.
Pagos digitales y su rápida incorporación a la vida cotidiana
La trayectoria refleja una rápida incorporación por parte de usuarios y comercios, impulsada por su simplicidad operativa y su integración con billeteras electrónicas y aplicaciones bancarias.
Por su parte, las transferencias bancarias inferiores a G. 5.000.000 muestran una expansión de magnitud aún mayor. El volumen de operaciones creció de forma sostenida y se intensificó a partir de 2022, cuando se habilitó la primera etapa del Sistema de Pagos Instantáneos (SPI), con cobertura permanente para una parte relevante del sistema financiero.
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Al cierre del mes de noviembre, este tipo de transferencias totalizaron 41,1 millones de operaciones, lo que confirma su consolidación como instrumento habitual para pagos entre personas, compromisos comerciales de menor monto y transacciones cotidianas.
La experiencia paraguaya confirma que la digitalización de los pagos redefine la forma en que hogares y empresas se vinculan con la economía.
El crecimiento sostenido de las transacciones electrónicas, junto con un uso cada vez más cotidiano de tarjetas, transferencias y pagos con QR, refleja un sistema de pagos más integrado y operativo.
Este proceso refuerza la trazabilidad de las operaciones, amplía la bancarización operativa y fortalece la integración de un número creciente de usuarios al sistema financiero formal, en línea con las tendencias observadas a nivel regional por el BID.
* Este material fue elaborado por MF Economía e Inversiones.
