CIUDAD DEL ESTE, Alto Paraná. En junio del 2015, el diario Vanguardia, de esta ciudad, publicó una serie de fotografías que mostraban a efectivos de la Base Naval de la Armada recibiendo coimas de los motociclistas que ingresaban con mercaderías de contrabando a través del Puente de la Amistad.
Tras las publicaciones, los militares cambiaron de método. Colocaron a un oficial vestido de civil para recibir los pagos ilegales. Esto volvió a publicarse. Entonces, a pocos días, los militares reaparecieron. Sin embargo, ya no recibían coimas, pero los contrabandistas seguían pasando tranquilamente, solo cambiaron una vez más de sistema de recaudación.
Así se coimea
El sistema volvió a perfeccionarse, no sin antes elevar el monto de la coima, que anteriormente era de G. 10.000 por cada motocicleta, para duplicarse a G. 20.000; y el pago se hace por adelantado.
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Un oficial de la marina se encarga de monitorear el paso de las motocicletas, con el único fin de cuantificar las veces que ingresan al país con mercaderías de contrabando desde el Brasil. Avisa por radio a la base ubicada a metros de la cabecera del puente, adonde deben pasar a pagar la coima para habilitar al próximo contingente de motociclistas.
Por otro lado, el protocolo diseñado por los aduaneros no se centra en monitorear primariamente la cantidad sino la forma en que deben ingresar los “paseros” sus mercaderías. Las partes acuerdan previamente que los furgones no deben ser cargados más allá del nivel de las ventanillas, de esa manera la mercadería no llama la atención a simple vista. A los ojos inexpertos, es solo un furgón que se pasea de una frontera a otra. Es un vehículo en apariencia sin carga.
Los “empresarios” pactan previamente un monto con los controladores de Aduana por cada furgón que lleva un distintivo de manera discreta, de modo a que a esos se les permita el libre paso sin control.
Los que sí son controlados son los contrabandistas ocasionales, a quienes a veces se les decomisa la carga, o logran ingresarla, previo pago de una coima, que normalmente es de G. 50.000. “A veces con un 20.000 ya se conforman”, dijo una pasera, una de las fuentes de esta investigación.
Así, el esquema de la corrupción de la zona primaria está muy bien organizado. Los militares de la Base Naval se encargan de cobrar a los “motocontrabandistas” y los de Aduanas a los furgones y camiones. Según datos proveídos por el subadministrador de Aduanas, Victoriano Braga, existen aproximadamente 500 motociclistas que traen diariamente contrabando del Brasil; sin embargo, no precisó la cantidad de furgones.
Durante los conteos realizados con motivo de esta investigación en promedio se ha contabilizado el paso de 130 furgones cargados de mercaderías por hora. El cálculo de la recaudación, por hora/día y meses da una suma sideral, monto, que surte al famoso “maletín”, que se envía semanalmente a las autoridades de la capital del país y que también beneficia a los políticos de la región.
En junio del 2015, el entonces jefe del Detave en Ciudad del Este, Ramón Alegre, murió en un accidente. En su vehículo fue hallado un maletín con más de G. 1.000 millones, cuyo origen se desconoce.
Próxima entrega: De centros de acopio a todo el país.
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