El Chaco, un territorio frágil que no cuenta con la protección del Estado

El Paraguay se encuentra entre las 10 naciones del planeta con mayor porcentaje de deforestación. En el Chaco, 300 hectáreas desaparecen por día de la faz de la tierra. Esta cifra aterradora es responsabilidad del Estado. El 90% de la tala de bosques nativos se realiza con autorización del Ministerio del Ambiente y del Infona. El modelo de explotación es destructivo.

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La cifra es pavorosa: un promedio de 300 hectáreas de bosque nativo son destruidas por día en el Chaco paraguayo.

Esa cantidad ubica al Paraguay entre los 10 países con mayor porcentaje de deforestación del planeta.

En momentos en que el cambio climático causa estragos en nuestro territorio, el Estado paraguayo tolera la destrucción del único medio preventivo para enfrentar las alteraciones del clima.

La protección de la masa boscosa es el único factor capaz de contener cambios en el clima.

En los últimos años, día a día los paraguayos nos vimos obligados a acostumbrarnos a tormentas, calores extremos, sequías prolongadas, granizadas de mayor intensidad.

Si el remedio es la protección de los bosques ¿por qué permitir su destrucción?

Basta con mencionar que en las puertas de Asunción tenemos la invasión de ocho mil hectáreas de área protegida. La destrucción está promovida por el clan Núñez, de Villa Hayes.

Los montes que están enfrente a Asunción constituyen una muralla formidable contra la violencia del viento norte al mismo tiempo que actúan como reguladores de la temperatura y protectores de los esterales.

El gobierno central permite la invasión y la destrucción del área protegida, situación que deja a Asunción y buena parte del departamento Central sin la protección de los bosques.

Cambio de uso de suelo

El Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) y el Instituto Forestal Nacional (Infona) son responsables de proteger la masa boscosa de nuestro país.

El Infona tiene una visión claramente productiva antes que preservacionista: su función principal es autorizar la extracción de madera en las áreas forestales. En el caso del Chaco paraguayo, se autoriza el derribo de montes para cambiarlos por pastura, con miras a un uso agropecuario.

El 90 por ciento de las propiedades donde se realiza el cambio de uso de suelo tienen permiso tanto del Ministerio del Ambiente como del Infona. La responsabilidad de otorgar permisos de tala de bosques está en manos de estas dos instituciones del Estado paraguayo.

Resulta simplista en extremo señalar a brasileños como responsables de esta situación.

Basta con citar como ejemplo que en la zona de fortín Florida, Alto Paraguay, un grupo de inversionistas uruguayos compró un millón de hectáreas para trabajar en ganadería.

A este grupo se suman inversionistas franceses, argentinos e italianos. Compran la tierra y buscan trabajar en ganadería. La responsabilidad de otorgar los permisos compete al Estado paraguayo.

Las instituciones de nuestro país no demuestran celo en la protección de nuestra principal reserva ecológica.

El primer paso no es lanzar el grito xenofóbico de “fuera extranjeros”; el primer paso es exigir, reclamar y reivindicar el compromiso de nuestras instituciones con la protección de recursos que pertenecen a cada una de las personas que vivimos en un suelo regado con la sangre de patriotas.

Valdría la pena detenerse en el punto más alto de puente Remanso y desde allí observar la destrucción de nuestros bosques en la región Oriental y preguntarnos si queremos lo mismo para nuestro amado Chaco.

roque@abc.com.py

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