Que Marito y Bolsonaro no hablen esta vez de la cría de tiburones

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Ante el fracaso del primer encuentro entre el presidente Mario Abdo Benítez con su colega brasileño Jair Bolsonaro, que para los mandatarios fue “un cuarto intermedio”, ahora se viene la reunión de Carmelo Peralta, en el día de hoy. En Foz do Yguazú, Bolsonaro utilizó como excusa la cría de tilapia para ablandar a su par paraguayo, de manera a llegar a un acuerdo sobre la tarifa de Itaipú 2022, en las puertas de la renegociación del Anexo C. El Paraguay debe estar atento para que esta vez no se firme un proyecto de “cría de tiburones brasileños”, que devore nuevamente la mejor tajada de Itaipú.

Advertimos esto con conocimiento de causa, pues, el Brasil, prevalido de su mayor músculo geopolítico, desde un comienzo ha envuelto a la administración de la entidad binacional dentro de un cono de presión económica para chantajear a los timoratos y corruptos gobernantes paraguayos de turno para quedarse con la parte del león. A tal efecto, han establecido una administración binacional macrocefálica, con poder de decisión y de autoridad concentrados en manos de funcionarios brasileños, como astutamente fue establecido en el Anexo A del Tratado (Estatuto), conforme al cual los brasileños detentan la titularidad ejecutiva de las direcciones Financiera y Técnica de la entidad binacional, teniendo en la práctica a sus pares paraguayos como meros asistentes, sin ningún poder de decisión en esos dos campos por donde pasa el meollo del manejo real de la joint venture de capital binacional igualitario.

Astutamente, han conformado a los paraguayos concediéndoles la autoridad de las tres direcciones restantes de la Dirección Ejecutiva que administra la usina y que son meramente complementarias de las dos primeras citadas. En cuanto al Consejo de Administración, para ganarse la “buena voluntad” de los consejeros paraguayos, el Gobierno brasileño ha consentido en pagarles un salario que dobla al de sus pares brasileños, con el risible pretexto de que los mismos cumplen sus tareas a tiempo completo, y sus pares brasileños no. Para la opinión pública nacional, la parcela complementaria de remuneración económica de los consejeros paraguayos tiene el podrido olor de un “soborno”.

El llamado de atención a la ciudadanía acerca de la reunión de los presidentes Marito y Bolsonaro en Carmelo Peralta tiene su razón de ser: la fuerte desconfianza que ella tiene en cuanto al patriotismo de nuestro presidente para defender como corresponde los intereses de nuestro país en Itaipú. Esa desconfianza se origina en dos antecedentes parecidos a verdadera traición de lesa patria protagonizado por el actual mandatario paraguayo en negociaciones con su par de Brasil. El primero tiene que ver con la “política de concesiones previas” de la que Marito se vale para convenir anticipada y secretamente con su par brasileño un acuerdo posiblemente perjudicial para los intereses del país y por lo tanto inaceptable para la ciudadanía, razón esta por la que lo mantiene en secreto tras una primera instancia de cumbre presidencial, para hacerlo público en un segundo encuentro.

La entreguista Acta Bilateral –felizmente derogada por presión popular– corrió por ese andarivel de concesiones previas. Como es sabido, la misma se originó supuestamente a raíz de un desacuerdo en el seno del Consejo de Administración de Itaipú relativo a la fijación de la tarifa; una réplica de lo que actualmente sucede, que motiva la intervención de las Altas Partes Contratantes y que se espera sea acordada en esta cumbre presidencial de Carmelo Peralta.

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Pero como finalmente quedó al descubierto para la ciudadanía paraguaya, la verdadera intención era despojar al Consejo de Administración de la autoridad para regular la utilización de las aguas del embalse de la represa, delegándola en el Director Técnico Ejecutivo brasileño, con lo que Brasil se aseguraría su preeminencia en la administración operacional y financiera de la usina cumplido el plazo para la revisión del Anexo C del Tratado. Ese regalo rayano a una alta traición a la patria fue una concesión anticipada y secretamente concedida por Marito a su par Bolsonaro, solo desbaratado por el enérgico repudio popular. Fue salvado de la destitución merced al apoyo de los diputados colorados cartistas, en uno de los interesados y perjudiciales “abrazos republicanos”.

El segundo antecedente para la desconfianza consiste en que, de cara a esa aleve trampa a los intereses económicos del pueblo paraguayo, la ciudadanía debe estar muy atenta a lo que finalmente acuerden ambos mandatarios en esta oportunidad. Se engañarían quienes creen que el canciller Euclides Acevedo va a ser más patriota que su antecesor Luis Alberto Castiglioni disuadiendo a Marito en caso de querer cometer una nueva entrega de los intereses económicos del pueblo paraguayo. De producirse una nueva capitulación ante nuestros socios condóminos en la fuente más fungible de la economía paraguaya, que es Itaipú, ambos ya no deben quedar impunes. Si nuevamente son perdonados por el Congreso que ya fungió una vez de cómplice, el pueblo paraguayo debe ser esta vez implacable, activando el poder de la calle, mediante manifestaciones firmes y sostenidas pero dentro de la ley, para castigar a los traidores de lesa patria.