El patético intendente asunceno, Óscar “Nenecho” Rodríguez (ANR, cartista), se halla embarcado este año en una dura competencia con el presidente Santiago Peña en materia de viajes al exterior: en mayo, tras el colosal escándalo de los 500.000 millones de guaraníes, huyó a Madrid para celebrar con autoridades de su Ayuntamiento el “Día mundial de la bicicleta” (!), coincidentemente con el partido final de la Liga de Campeones europea. En septiembre, voló a Miami para asistir a una Cumbre Internacional de Gobiernos Locales sobre catástrofes naturales, y a Nueva York para disertar sobre la biodiversidad en la sede de la Organización de las Naciones Unidas, habiendo aprovechado la ocasión para anunciar una Cumbre Mundial de Economía Verde a realizarse este mes en Asunción, a un costo de 360.000 dólares que será cubierto con fondos públicos y privados obtenidos por la Municipalidad en quiebra y por la Advanced Leadership Foundation. En octubre, tras permitir la tala del “Bosque San Vicente” y previa anuencia judicial, el imputado por lesión de confianza y asociación criminal en el caso de los “detergentes de oro” volvió a la capital española con motivo de un Encuentro de Ciudades Iberoamericanas, para participar en el panel “Desafíos urbanos en torno a la seguridad: el rol de la innovación y la tecnología”.
El auditorio de esta última actuación se habrá preguntado por qué intervino el expositor compatriota, pues dijo que de la seguridad deben ocuparse el Ministerio del Interior y la Policía, pero no así las municipalidades, razón por la que se explayó más bien sobre la seguridad económica, política, jurídica y financiera a nivel nacional. Sin embargo, no se abstuvo de hablar también sobre medidas preventivas en defensa de la vida, la integridad física, la libertad y los bienes de las personas, recordando el curso que tomó en Israel en 2022; insistió en la necesidad de saber qué hacen los menores de edad en sus ratos libres, hizo suyos los esfuerzos de los vecinos asuncenos para montar sistemas de vigilancia y terminó sus divagaciones con la inquietante afirmación de que “más seguridad implica menos privacidad”. ¿Estaría de acuerdo con que el Estado protector se introduzca hasta en los dormitorios de los ciudadanos?
El vergonzoso intendente pudo haberse ahorrado el nuevo viaje para intervenir en uno de los tantos eventos internacionales en los que la élite mundial intercambia supuestas experiencias para bien de los gobernados; en realidad, esas reuniones benefician sobre todo a las agencias de viajes, a las líneas aéreas y a los hoteles, aparte de enriquecer la experiencia turística de los asistentes.
Viajando a menudo, Nenecho seguramente intenta distraerse de sus graves problemas con la ley y hacer creer a los asuncenos, como si fueran muy ingenuos, que sus contactos con políticos comunales del extranjero harán que vivan mejor, aunque la superpoblada administración municipal sea aparentemente en extremo corrupta e ineficiente. Su desempeño es una cruel tomadura de pelo, consentida por la mayoría de los concejales, por motivos ajenos al bien común. Este complot contra los vecinos se funda quizá en sólidos intereses monetarios, que hacen que una mano sucia lave la otra, con el visto bueno del cartismo.
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Otras municipalidades han sido intervenidas por mucho menos: la de Asunción cuenta con el respaldo de un poder fáctico innegable, así que el incansable viajero se siente muy tranquilo. En breve, el impresentable intendente será la estrella del gran espectáculo “verde” de la Cumbre Mundial, que servirá, tal vez, para que durante unos días la polución del ambiente disminuya un poco y para que las calles, las avenidas y las plazas se vean mejor, siempre que los gastos corrientes no hayan absorbido los fondos necesarios para meter la basura debajo de la alfombra. Luego se volverá a lo de siempre, o sea, continuará el desgobierno cotidiano que hace de la “madre de ciudades” un sitio inhóspito para quienes deben vivir en ella. Mientras tanto, su principal responsable, el intendente Nenecho, seguirá de avión en avión –a veces con su esposa, la senadora Lizarella Valiente– asistiendo a encuentros de todo tipo de donde, por supuesto, no llegan las soluciones para los asuncenos, que siguen esperando explicación sobre el dinero destinado a mejorar la ciudad y que está con paradero desconocido.