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HUMAITÁ, Ñeembucú (Clide Noemí Martínez, corresponsal). El edificio inaugurado por don Carlos Antonio López en el año 1861 fue objetivo principal de los bombardeos de las fuerzas de la Triple Alianza (1864-1870) y lo poco que sigue en pie es periódicamente amenazado por las crecidas del río Paraguay.
El ingeniero Roque Mendoza, fiscalizador de la obra por la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), señaló que tras la firma de un convenio con el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones, la Secretaría Nacional de Cultura (SNC) y la Municipalidad de Humaitá se inician los trabajos de protección de las ruinas.
El ingeniero Mendoza agregó que la construcción consiste en un pedraplén de 200 metros, con membrana textil y vigas de coronamiento. Comprende igualmente una vereda peatonal bordeando la estructura.
Resaltó que la empresa tiene plazo de 90 días para la culminación de la obra.
El muro de piedras reemplazará una vieja empalizada que protegía los restos del templo humaiteño y que fue construida durante el gobierno de Alfredo Stroessner. Las tareas serán fiscalizadas por técnicos de la SNC, que verificarán que los trabajos no dañen la estructura.
Otras obras
Autoridades locales solicitaron la reparación de los puentes de madera que jalonan el camino de acceso a Humaitá y que se encuentran en estado ruinoso. Estas pasarelas deberán estar en condiciones para el paso de los camiones que transportan piedras y otros materiales que se utilizarán en la obra.
La empresa constructora dependerá de las condiciones del tiempo, ya que el acceso es de tierra y se vuelve intransitable al producirse precipitaciones en la zona.
Las grandes lluvias registradas el año anterior habían provocado peligrosas grietas en el terraplén de defensa, lo que motivó un pedido de auxilio a las autoridades nacionales. El pedido inicial incluía un muro de 500 metros de extensión para proteger también el histórico cuartel del Mcal. López, pero la EBY determinó que la obra se reduzca a menos de la mitad, quedando el museo público sin defensa del dique de piedras.
El recorte no fue del agrado de los pobladores de la “Sebastopol de América”, que lamentaron la cantidad de recursos que los administradores de Yacyretá derrochan en la construcción de sambódromos, estadios de fútbol y playas, mientras se muestran muy avaros a la hora de salvar los monumentos históricos que recuerdan el sacrificio de los héroes de la patria.