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Se trata de Mihai-Rares Constantinescu (45 años), Vasile Raducanu (47) y Constantin Florian Bostan (31), quienes fueron imputados por falsificación de tarjetas de crédito y débito por la fiscala de Delitos Informáticos Silvana Otazú.
El juez de turno Julián López había decretado la prisión de los mismos en Delitos Económicos de la Policía por el término de diez días. Sin embargo, el jefe policial de esa dependencia, subcomisario Richard Vera pidió el inmediato traslado, debido a conductas violentas de los presuntos clonadores de tarjetas.
De acuerdo al oficio enviado al Poder Judicial, los ciudadanos rumanos amenazaban con hacerse daño (suicidarse), exigían un mejor espacio para desplazamiento, mejor comida y poder fumar, comodidades que esa dependencia no podría brindarles.
Los extranjeros cayeron intentando instalar equipos (skimmer) para clonar tarjetas magnéticas en cajeros automáticos.