A fines de diciembre, el río Paraguay llegó a los 7,88 metros. Hoy se ubica por debajo de los 7,40. Por eso, los inundados de los Bañados Norte y Sur de Asunción, que tienen viviendas de dos pisos empezaron a trasladar nuevamente electrodomésticos y muebles a la planta baja.
Ayer encontramos a Wilson González, quien reside junto a su familia en la zona del Banco San Miguel, en la sede de la Dirección Nacional de Navegación y Puertos (DNNP), esperando que su esposa Leticia Bobadilla terminara de hacer sus compras, para volver a su casa, en medio de las aguas.
Dijo que vive en el segundo piso de su vivienda y que ahí las aguas bajaron de 40 a 50 cm, pero que aún es insuficiente.
Wilson y su familia tratan de hacer una vida normal. Él trabaja en su negocio de venta de repuestos y taller para motocicletas que tiene en Luque. Su señora se dedica a cuidar la casa junto a su hijo Fernando, de 14 años de edad. Contó que por ahora se moviliza en su lancha.
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Por otro lado, en la calle San Estanislao, que lleva a la cancha San Juan (Bañado Norte), Víctor Ramón Bóveda se dedica a pasar electrodomésticos y enseres sobre una original balsa que hizo con tambores unidos y pallet. Traslada las pertenencias empujando la balsa a pie, en medio del agua. Ayer llevaba un congelador vertical a un comerciante instalado en torno a la cancha.
“Yo soy pasero. Le estoy llevando (por el freezer) a su dueño, que está allá (muestra una casa de dos pisos, ubicada a un lado, dentro de la cancha). El agua bajó un poco y necesita sus cosas”, comentó para luego iniciar su travesía. Con el torso desnudo, short y en zapatillas, ingresó al agua y empezó a empujar la balsa.
La probabilidad de lluvias sobre este sector del continente es casi nula e inclusive la formación de cualquier tipo de nubes se ve notablemente limitada, según informe de la Dirección de Meteorología. Eso trae esperanza a los refugios.
