El religioso murió luego de una larga enfermedad que le tuvo a maltraer pero que nunca amilanó su espíritu libertario, hasta el último momento de su vida. Fiel defensor de la libertad de expresión, no se cansó en denunciar en todos los ámbitos la clausura del diario ABC Color y de Radio Ñandutí durante la dictadura.
Ferreira fue un sacerdote que se identificó con el pueblo, nunca callaba las barbaridades que cometía la tiranía stronista. En sus palabras se encontraba el consuelo necesario ante el drama que vivía el Paraguay de aquella época.
Cuando Stroessner clausuró ABC Color y Radio Ñandutí, levantó su voz para denunciar el atropello a la libertad de prensa. Siendo párroco de la iglesia San Roque González de Santa Cruz (Asunción), ese lugar era el punto de encuentro de políticos, dirigentes sociales y del pueblo que se reunían para analizar la crítica coyuntura política.
Su compromiso con los derechos humanos y la libertad de expresión significó muchos calificativos denigrantes contra su persona. “Sacerdote rojo”, “sacerdote comunista” y otros tantos apelativos fueron usados por la dictadura para descalificarle.
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Pero antes que caer en ese juego, él respondía con una sabiduría única, con palabras serenas, acompañadas de una notable valentía, por eso escucharle nunca cansaba. Ferreira siempre atendió a las inquietudes de los movimientos políticos. Estaba al lado de quienes aspiraban al cambio. De quienes ya querían un Paraguay nuevo.
Gran vocación
Fue un sacerdote entregado a su vocación, Atraía por su simpatía. Tenía además una prédica única y fácil para convencer a jóvenes y adultos. Su mensaje siempre fue penetrante.
Fue además un amante del deporte. Era asesor espiritual de la selección nacional y fanático de Cerro Porteño. Decía, por ejemplo, que Jesucristo era cerrista porque sus grandes prédicas las hizo en la cima de un cerro, y que cuando murió, lo hizo en la cima de otro cerro, por eso no dudaba de que Cristo era “azulgrana”.
A 15 años de su muerte y para que las nuevas generaciones le conozcan, pa’i Ferreira hizo mucho por este país, sobre todo para librarle de la dictadura.
Lastimosamente, por culpa de la politiquería, su nombre no recibe la significación que se merece. Se prefiere halagar a Stroessner, que ha torturado y cerrado medios de comunicación, que a personas de limpia trayectoria cuyo sueño siempre fue un Paraguay libre de ataduras y sin miedo a la metralla, tal como dice Carlos Miguel Giménez en “Mi patria soñada”.
Pa’i Ferreira, Mons. Ismael Rolón, Aníbal Maricevich y Domiciano Ramírez hicieron mucho por el Paraguay. Gracias a ellos el pueblo hacía escuchar su voz durante la sanguinaria dictadura. En ellos las nuevas generaciones tiene el espejo donde mirar y copiar sus ideales para construir el nuevo país que tanto se anhela.
