Vendedora añora a visitantes que daban vida a la ciudad

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“Un domingo, en época de verano, Areguá se llenaba de visitantes que realizaban sus compras y luego iban a la playa a respirar el aire puro o tomarse un baño”, comenzó diciendo doña Eulogia Soto, una vendedora de remedios yuyos, que tiene su puesto en las proximidades de la Municipalidad de Areguá.

“Omano Areguá” (murió Areguá) repetía una y otra vez para explicar la magnitud y las consecuencias que está soportando su ciudad a consecuencia de este atentado a la naturaleza.

Explicó que la disminución de visitantes afecta considerablemente a la gastronomía.

En Areguá se instalaron importantes restaurantes, que ahora ya no abren por la ausencia de los turistas. “¿Quién va a querer comer en este ambiente insalubre?”, se preguntó.

Lamentó la irresponsabilidad de las autoridades nacionales, quienes, a su criterio, han permitido que el lago esté en estas condiciones. “Hoy todos estamos siendo perjudicados por esta irresponsabilidad.

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Además de los remedios yuyos, vendía ensalada y jugos de frutas, pero en estas condiciones, nadie va a querer comprar. Por eso no preparo por el momento”, resaltó.

A su criterio, las pérdidas son cuantiosas. Agregó que los propietarios de puestos que venden cerámica han sacado créditos para aumentar su producción, mejorar sus puestos de venta, y hoy están desesperados. No venden nada. Ojalá que los prestamistas se compadezcan de ellos y que no les saquen sus casas, porque seguro tendrán problemas para devolver lo prestado”, apuntó.

Soto reiteró que el daño a Areguá es incalculable, está perdiendo su identidad al destruirse su más preciado recurso natural como es el lago Ypacaraí.

En las calles cercanas a la playa de Areguá, la actividad comercial es casi nula, los comercios están cerrados, mientras algunas casas de verano están abandonadas.