Resucitados y esperanzados

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¡Felices Pascuas de Resurrección! ¡Demos gracias al Señor, porque Él es bueno y porque es eterno su amor!

Sin duda, hemos vivido esta Semana Santa de modo impensable, completamente singular y hasta con algunas angustias por este ambiente que nos quebranta.

Sin embargo, la vida es más fuerte, el Señor nos acompaña, nos fortalece y lo confirmamos a cada segundo de la existencia. Este clima raro que nos desalienta ya está pasando, y un poco más adelante se terminará, y debemos encarar una nueva creación.

Consideremos que hemos participado, aunque virtualmente, del misterio central de nuestra fe, que es el Triduo Pascual: Jesús es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo, muriendo en la cruz, destruyó la muerte, y resucitando, restauró nuestra vida, y tenemos que testimoniar esta existencia fresca y renovada.

Un cosmos nuevo empezó con la victoria del Señor sobre el egoísmo, la mentira y toda clase de maldad. Ya nadie más debe estar bajo el yugo de estas perversidades dañando a sí mismo, al semejante y deshonrando al Creador.

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Una vez, Dios creó un universo perfecto, que fue estropeado por nuestra desobediencia orgullosa y, en la mañana de la Pascua, Dios lo recrea, lo hace remozado y todos hemos de manifestar con una esperanza cotidiana esta nueva condición del ser humano.

Dar testimonio de la Resurrección es ser como Jesús, ser ungido por el Espíritu y pasar haciendo el bien a los demás. Hacer el bien dentro de la familia, no solo con un efusivo saludo de “Felices Pascuas”, sino que también con la cordura, para no lastimar con palabras ofensivas.

Inclusive, librémonos del mal humor, de las críticas, del desaliento y multipliquemos iniciativas para evitar más dolor por causa de esta calamidad sanitaria.

Debemos descubrir nuevos valores, como el testimoniar que somos gente sensata, más responsable en el tránsito, respetando sus normas. No hay que manejar después de tomar unos tragos, pero también no hay que hablar al teléfono celular cuando se maneja.

Como los apóstoles fueron testigos de todo lo que Jesús dijo e hizo, así debemos ser nosotros hoy. Delante de un mundo secularizado, que se ilusiona pensando que la ciencia, sin la ética, va a resolver todos los problemas, los bautizados han de proclamar que el estilo de vida de Jesucristo es el que triunfa.

Hemos de alzar la bandera de la esperanza y difundir la fuerza del optimismo, pues la victoria de Cristo Resucitado abarca todas las dimensiones de la realidad humana, en los cuatro cantos del mundo.

Paz y bien.

hnojoemar@gmail.com