Respetuosamente, parece que el Señor Presidente de la República no solo pretende instruirnos sobre cómo debemos sentirnos ante los saqueos. Además de adoctrinarnos, tuvo una reacción miserablemente indiferente, apática, tibia, indolente, desinteresada, esquiva e insensible ante uno de los más grandes escándalos de corrupción de los últimos tiempos.
Lo que está saliendo a la luz es una CONFESIÓN de sus propios protagonistas. Fueron hombres y mujeres de distintos gobiernos –inclusive del gobierno de Abdo Benítez– quienes admitieron sus bienes muebles, inmuebles, cuentas bancarias, ganado, joyas, obras de arte, empresas, estancias y un largo etcétera con el que hoy podríamos llenar esta columna. Por increíble que parezca, esta vez las sospechas se basan en sus propias confesiones.
Lo que admiten es un escándalo pero es altamente probable que la corruptela sea mayor. Sabemos por experiencia que usan artilugios para ocultar su patrimonio y ya estamos confirmando que no han registrado todo, muchos falsearon sus acciones en empresas, sus inmuebles, vehículos y la gran mayoría sus cuentas bancarias. GRANDES activos fueron disfrazados de PRÉSTAMOS a terceros. Lo que estamos viendo es solo la punta de un iceberg.
Abdo Benítez no solo evitó manifestarse como debería hacerlo un gobernante “administrador” del dinero público. Este administrador ahora sabe que en su “negocio” se ha estado lavando dinero, evadiendo impuestos, malversando dinero público y enriqueciéndose ilícitamente ¡con dinero público! Ese dinero es el que le falta al Presidente para invertir en salud, educación, vivienda, caminos… ¡y él dice que no usemos para el morbo! El Presidente perdió la oportunidad de expedirse con dureza sobre lo que está saliendo a la luz. Y si no quería hacerlo porque entre los sospechosos se destacan su vicepresidente, varios de sus ministros, algunos de sus administradores y un montón de correligionarios, hubiera hecho silencio. ¡Perdió la brillante oportunidad de quedarse callado!.
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NO ES MORBO lo que sentimos cuando vemos que se compraron miles de hectáreas de estancias, departamentos en Camboriú, en Itapema y en Buenos Aires; cuentas bancarias en Estados Unidos, Suiza, Argentina y Brasil. Miles de millones en ganado y dinero en negro que esconden tras supuestos “préstamos” a sus cómplices, joyas y obras de arte, gente que entró caminando y salió en avión.
NO ES MORBO lo que sentimos. Es rabia. Impotencia. Tristeza. Desolación. Desilusión. Estamos devastados, en medio de una aguda crisis económica, con la sombra de la enfermedad y la muerte, endeudados, sin dinero para comprar lo indispensable. Y he aquí que descubrimos a estos sospechosos millonarios, y Ud. en lugar de anunciar que pondrá a su gente a investigar, recaudar y castigar, nos dice que somos nosotros los que tenemos intereses malsanos. No es morbo, Presidente. Es hastío y es desesperanza de que UD. terminó siendo uno más del montón, que con tal de “cicatrizar” heridas coloradas, le abre nuevas al pueblo paraguayo.