Coloradismo y justicia

Con la vista puesta en la Junta de Gobierno, los distintos sectores del coloradismo entran y salen de Mburuvicha Róga con la esperanza de recibir la bendición presidencial que el martes cayó sobre uno de ellos. Cartes se convirtió, de pronto, en la persona más deseada por quienes aspiran a un cargo electivo y por quienes los apoyan.

Cargando...

La presidencia de la República es una función administrativa y política; quien la ejerce no puede evitar que los correligionarios le golpeen la puerta, generalmente con la mano tendida para recibir un decreto de nombramiento o un cheque. Pero lo que puede evitar –y debe hacerlo a toda costa en una democracia– es que el Estado y el partido sean una sola entidad. Separarlos garantiza un buen gobierno. El presidente Cartes no lo está haciendo. Gran parte de su tiempo lo gasta en atender las cuestiones internas de su partido.

Se entiende que el Presidente desearía contar con una Junta de Gobierno que pueda más o menos manejar o que no le complique en exceso la vida. Pero lo que no se entiende es la imagen que proyecta: un Presidente para los colorados, para una parte de la población.

Se le llama “gobernabilidad” al silencio cómplice, a la aceptación ciega, a la ausencia de críticas, de debates frente a los actos del Ejecutivo.

Pero hay más: las reuniones partidarias se realizan en la casa presidencial, un sitio mantenido con los impuestos de la ciudadanía. ¿Por qué los actos proselitistas no se efectúan en la Junta de Gobierno de la ANR? Es el ámbito natural. O en el domicilio particular de Cartes.

Utilizar Mburuvicha Róga para cuestiones electorales –con todos los gastos que ellas suponen– significa que se utilizan los bienes públicos para acontecimientos partidarios. Es abuso de poder y desprecio a la opinión pública.

Pero está la otra cuestión: ¿Por qué se busca el apoyo presidencial? ¿Qué se espera de él? ¿Cómo podría el señor Cartes influir en el destino de los movimientos colorados? ¿Con dinero? ¿Y de dónde saldría? ¿Con influencia desde el Palacio de Gobierno? ¿Y cómo se daría? ¿Con promesas de cargos públicos bien pagados?

Vemos que entre los asistentes a Mburuvicha Róga se encuentran políticos colorados denunciados, o de quienes se sospecha, de cometer actos ilícitos como el padrinazgo a narcotraficantes, asesinatos, etc. ¿La cercanía con el Presidente de estos personajes es una absolución, un perdón, un olvido, una camaradería?

¿No son capaces los colorados de construirse una vida autónoma del Poder Ejecutivo? Es cierto, Cartes es medio colorado por haberse afiliado hace poco, pero no tiene la trayectoria, la fuerza moral, cívica, como para manejar los destinos partidarios.

Cambiando de tema, están los 51 candidatos a ocupar un puesto en la Corte Suprema de Justicia. Por fin se procura transparentar lo más posible el proceso de selección. Con este sistema estamos muy cerca, al menos, de contar con una persona que habrá ganado el cargo en un concurso a la luz del día. Es de suponer que cumplió con las exigencias profesionales, académicas, trayectoria sin fisuras, como para que la ciudadanía confíe en ese futuro ministro en el ejercicio de impartir justicia con los dos ojos vendados. Es frecuente que uno de esos ojos, o los dos, estén prendidos a la billetera del litigante.

Es plausible la tarea que realiza el Consejo de la Magistratura por llenar la vacancia en la Corte Suprema de Justicia. Más no puede hacer. Luego quedará en manos del nuevo ministro demostrar que ha merecido el cargo. Si después no ha podido vencer la tentación de seguir el camino torcido de la injusticia, pero que va derecho a su cuenta bancaria, o le tira en los brazos de algún político influyente, ya no será culpable el Consejo de la Magistratura.

Una vez que se elija la terna, faltará algo muy importante que me parece no está previsto: un estudio sicológico de los integrantes. Pueden tener altas calificaciones profesionales y éticas, pero si padecen de turbulencias emocionales para nada servirán los cuidados que se ponen para elegirlos.

La tendencia a la depresión o a cualquier otro desequilibro, permanente o no, es tan peligrosa como la incapacidad profesional o moral para administrar justicia.

alcibiades@abc.com.py

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...