Discusión que apenas se inicia

El Tribunal Electoral de Capital habilitó al Presidente de la República, al vicepresidente y a los que hayan ocupado esos cargos a postularse para ocupar una banca en el Congreso. La oposición había planteado a los jueces que los presidentes y expresidentes abandonasen la carrera electoral, pero esperaban que se rechazara el pedido.

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La presentación era una herramienta del proselitismo más que un interés jurídico real. Con este fallo la discusión sobre la legalidad de las candidaturas se extenderá durante toda la campaña y pondrá un manto de duda sobre las mismas.

Por ahora la oposición no se pone de acuerdo sobre cómo avanzar en esta disputa. Un sector considera que no hay que ir a una apelación sino esperar hasta el día del juramento para impedir que el presidente Horacio Cartes y el expresidente Nicanor Duarte Frutos ocupen sus cargos. Asumen que tendrán mayoría en la Cámara de Senadores y podrán repetir lo de 2008 cuando se impidió que Duarte Frutos, entonces senador electo y el más votado, asuma su banca.

Otros en cambio sostienen que es necesario ir a una apelación para sostener el discurso crítico durante toda la campaña y eventualmente tentar un fallo favorable que termine con dos figuras importantes del Partido Colorado. El interés es más electoral que jurídico.

Las posiciones están claras, pero las decisiones se demoran. Las próximas horas serán cruciales para definir como avanzar. Cualquiera sea el camino que se tome se imprimirá una marca a los sesenta y poco más de días que quedan de campaña.

Más allá de estas cuestiones coyunturales la pelea de fondo esconde muchos más actores y matices. Por un lado, está la disputa dentro del Partido Colorado para dejar de lado al presidente Cartes. Debajo de la superficie de unidad que se pregona son muchos los que creen que esta es la oportunidad para acabar definitivamente con su aventura política y evitar que pueda recuperarse de la derrota en las internas. Si se recompone y logra estructurar su grupo político podría ser un obstáculo importante para que otros sectores internos puedan nacer y crecer.

Cartes ha demostrado que no se siente cómodo con los políticos y que prefiere tenerlos como un paquete electoral que se activa cada cinco años.

Por fuera del Partido Colorado el sector empresarial y algunos grupos sociales tampoco están muy contentos. Hay un justificado temor. Su llegada al poder le permitió extender de manera exponencial sus negocios y el de sus allegados. Además demostró ser un depredador comercial destrozando a todos aquellos que podrían ser sus competidores. Su continuidad en la vida política con amplios poderes podría ser nociva para el desarrollo empresarial.

Estos son apenas algunos de los muchos intereses que juegan en contra de Cartes. Lo que está por verse es qué tanto impacto tendrán en su futuro político. Evitar que su candidato llegue a la nominación presidencial fue un paso casi definitorio; pero todavía falta para dejarlo de lado de la política.

Con Duarte Frutos las cuestiones son distintas Ya no estamos en la coyuntura de 2008. Actualmente tiene muchas más posibilidades de jurar como senador. La oposición no está centrada en su candidatura. Impedir su juramento sería más que nada un daño colateral; pero es algo que no se puede descartar. 

Con el vicepresidente Juan Afara y el expresidente Fernando Lugo no hay mayor inquina. Ambos forman parte casi natural del actual paisaje político y sobre todo no ponen en riesgo proyectos futuros, por tanto, no tendrán mayores problemas para llegar al Senado.

La discusión todavía no concluye, pero su definición será central para determinar cómo en el futuro se configurará la disputa política. Seguramente la Corte tendrá la última palabra.

ogomez@abc.com.py

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