Narcoerror

En el fragor de la noticia de la semana, el asesinato en Pedro Juan Caballero de Jorge Rafaat Toumani –para unos empresario, para otros jefe narco y para los documentos oficiales, agricultor– se deslizó una anecdótica confusión que tiene como protagonista al comunicador Roger Cardozo, a quien el senador Luis Alberto Wagner (PLRA) confundió con el asesinado.

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La anécdota fue así: en su cuenta de Twitter, Wagner con el usuario @lacwagner había colgado la fotografía de Cardozo abrazado al presidente Horacio Cartes (ANR) con la siguiente leyenda: “Cartes no sabía de los antecedentes de Rafat?”.

Hasta donde sabemos, Cardozo es un trabajador de la comunicación institucional que ocupa el cargo de director de prensa, ceremonial y protocolo de Senacsa (Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal), y lo único en común, además de ser ambos del sexo masculino, es que cada uno ostenta una resplandeciente cabeza calva.

En cuestión de minutos, la captura de pantalla del tweet se hizo viral (se reprodujo de manera exponencial) en casi todas las redes sociales (Twitter, Facebook, Whatsapp y otros), y además de burlas, también inspiró ingeniosos memes (parodias) con cuanto calvo se había fotografiado al lado del presidente Cartes, a saber, deportistas, simpatizantes, etcétera.

Cuando ya la mofa era incontenible, Wagner (o su community manager) no tuvo otra opción que borrar el posteo y llamarse a silencio por un buen rato, al menos sobre este tema.

La polémica fotografía, según contó Cardozo, fue tomada en el año 2013, unos meses antes de las elecciones generales, cuando Cartes era candidato presidencial por el Partido Colorado.

La ocasión fue un debate organizado por la Unión de Gremios del Paraguay (UGP) junto con una universidad privada y se llevó a cabo en el Teatro Municipal.

Más allá de lo jocoso que pueda llegar a ser, confundir a dos personas que solo comparten el infortunio de la mala oxigenación de las glándulas capilares de su cuero cabelludo, este narcoerror cibernético nos lleva a reflexionar cómo a veces tenemos (repito: tenemos) tan poco rigor a la hora de levantar informaciones a las redes sociales.

Ante la inmediatez de opinar y estar en la palestra usando los acontecimientos que causan impacto en la sociedad, posteamos cualquier cosa sin pensar en el daño que puede ocasionar a la honorabilidad o salud emocional de las personas a quienes se expone y a sus familias.

Esto es aun más grave cuando el que postea es una autoridad y referente político nacional, quien en sus épocas de ministro de Agricultura y Ganadería hacía sus berrinches en actos sociales cuando las periodistas del área osaban preguntarle el nombre. Puede que no lo conocieran, puede que solo quisieran reconfirmar el dato, pero siempre es mejor pasar por burra durante un minuto que perder la credibilidad en un minuto en una red social y ser el centro de burlas y críticas por la escasa seriedad; por cierto, un bien que debería preceder a los políticos en nuestro país.

Aunque tardó en disculparse casi 24 horas, para la próxima, recomendamos a Wagner que cuando piense en twitear tenga a bien corroborar que el muerto sea tal.

No es bueno eso de andar matando ciudadanos trabajadores que nada tienen que ver con alguien que falleció trágicamente por sus oscuros manejos.

A favor de Cardozo podemos decir aliviados que, por suerte, fue solo un político quien lo confundió y no un sicario que andaba buscando capomafiosos portando en su vehículo un arma de ataque antiaéreo listo para postear sus balas en la humanidad ajena en una esquina cualquiera.

mescurra@abc.com.py

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