Periodismo de investigación

Gracias al periodismo de investigación, un género que se impuso con fuerza en nuestro país, nos enteramos cada día del grado de corrupción que se practica en las instituciones del Estado. Y lo que se sabe, posiblemente, sea una mínima parte de lo ignorado. Apenas se excava un poco y saltan las pruebas de la generalizada costumbre del más escandaloso robo. Abarca contrataciones y nombramientos de personas que nunca van al trabajo hasta licitaciones confeccionadas a la medida de quien debe ganarlas; desde importantes derogaciones por obras nunca realizadas, o mal hechas, hasta un ejército de parentela en las planillas públicas.

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El periodismo de investigación es sacar a luz lo que se quiere ocultar. Su propósito es denunciar ante la ciudadanía el manejo irregular del dinero público para que las autoridades respectivas –judiciales y administrativas– inicien las averiguaciones que terminen, si cabe, en el castigo a las personas denunciadas. Pero rara vez es así. Lo más común es que del hallazgo periodístico nadie se haga cargo.

No obstante, tenemos que reconocer que la opinión pública se ha vigorizado bastante. Ya es una fuerza que se manifiesta sin ataduras. Seguramente porque percibe, al fin, la gravedad de la corrupción. Del robo al Estado se tenía –se sigue teniendo en muchos casos– la idea de que el dinero sustraído no es de nadie, que a nadie afecta, que “no es conmigo”. Ahora parece que la ciudadanía es consciente de que ese dinero robado es el suyo.

Para equilibrar sus gastos, el Poder Ejecutivo presentó al Congreso un proyecto de presupuesto con serios recortes a la salud y la educación, principalmente. Como treinta millones de dólares menos van a percibir los ministerios respectivos por lo que el personal se ha movilizado en busca de recuperarlos.

El ministro de Hacienda dijo estar desesperado porque no sabe de dónde va a sacar esos treinta millones de dólares. Y ante esta “desesperación” –posiblemente sincera– uno se pregunta ¿y de dónde sale el dinero que cada día se roba, cuya suma total es muy superior a lo que se necesita para atender la salud y la educación?

En los gobiernos de Lugo y Federico Franco, solo del Ministerio de Agricultura y Ganadería –los documentos están en la justicia– se sustrajeron como 20 millones de dólares supuestamente para ayudar a los pequeños productores. Desde entonces –sin contar a los gobiernos anteriores ni al posterior– tenemos que el Ministerio de Obras Públicas, Aduanas, Petropar, Previsión Social, Indert, Itaipú, Yacyretá, Tribunal Superior de Justicia Electoral, las municipalidades etc. etc. han contribuido generosamente para engordar la corrupción.

Si fue posible robar cientos de millones de dólares ¿Cómo ahora no hay para la salud y la educación una suma relativamente modesta?

Todo esto sabemos gracias al periodismo de investigación principalmente de los diarios ABC Color y Última Hora que ilustran a la ciudadanía el nivel de descomposición moral al que ha llegado nuestro país.

También es de subrayar que hay fiscales y jueces que intervienen para aclarar las denuncias periodísticas, algunas de las cuales terminaron con el procesamiento de funcionarios y otros con la respectiva condena. Pero aún es insuficiente para atender, por lo menos en gran medida, el aporte del periodismo de investigación en la idea de limpiar las instituciones públicas y que el dinero sirva para ayudar a tanta gente necesitada.

alcibiades@abc.com.py

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