Rigurosos...

Las sensibilidad social, una de las virtudes históricas de la sociedad paraguaya, que permitió la supervivencia de la población a pesar de los muy difíciles años de la gran guerra y otros momentos dramáticos de la era independiente, parece haberse borrado en la mente de los que tienen hoy la misión de administrar los recursos de la nación. La pensión de la tercera edad, una mínima ayuda a quienes agotaron sus esfuerzos trabajando en las duras tareas del campo sin ser retribuidos como corresponde, tiene cada vez más rigurosas disposiciones, casi exageradas, a la hora de considerar quiénes son los merecedores de este pequeño beneficio.

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En Ñeembucú, algunos ancianos recientemente fueron privados de la pensión mensual de G. 500.000 es ser propietarios de ganado. En los últimos días, desde el Ministerio de Hacienda, llegó a manos de los concejales municipales una nota en la que se “informa” que serán excluidos del programa de pensión de la tercera edad aquellos que figuran en la lista del Senacsa. Significa que centenares de abuelitos del Ñeembucú que tienen entre dos y una docena de vacunos se quedarían sin el beneficio que les ayuda a cubrir necesidades básicas, principalmente compra de medicamentos.

Mientras se observa una extrema rigurosidad a la hora de atender a los prójimos del campo, el Estado derrocha dinero para el privilegio de los que no se consideran “comunes”, como los parlasurianos.

Si los controles fueran igual de rigurosos en los gastos del Estado, evitando las sobrefacturaciones y gastos totalmente superfluos, sobraría dinero para llegar a todos los adultos mayores de 65 años. Y si para muestra vale un botón, precisamente en Ñeembucú, y a nombre de humildes agricultores, se realizó la compra de baldes de lata por la exorbitante suma de G. 240.000 cuando en el mercado cuestan unos G. 20.000 (12 veces menos), sin que ningún organismo de control se manifieste.

Esta es la demostración más que evidente de la aplicación rigurosa de la ley y los controles a los “comunes”, mientras los privilegiados hacen vito del dinero público ante la “ceguera” de los fiscalizadores.

clide.martinez@abc.com.py

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