CIUDAD DEL ESTE. (Fredy Flores, corresponsal). El 10 de junio de 2008 Rosetti Miranda declaró bajo fe de juramento ante la Contraloría General de la República que su patrimonio, compuesto por tres granjas en Caacupé y un auto Mercedes-Benz, ascendía a G. 154.200.000.
En aquel tiempo informó que su ahorro mensual era de G. 1.939.000 y su único ingreso era su salario del Ministerio Público.
Pero cuatro años después, la fortuna del fiscal adjunto triplicó y alcanzó G. 680.000.000.
El crecimiento patrimonial fue de G. 525.800.000 en solo 51 meses y con un ahorro alrededor de G. 2 millones cada mes. Para alcanzar el significativo incremento de activos, el fiscal debería ahorrar 37 meses de salarios de aquel entonces sin gastar un solo guaraní.
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La asombrosa prosperidad de Rosetti desafía cualquier lógica matemática.
En la declaración jurada presentada el 3 de setiembre de 2012, el funcionario comunicó que las construcciones en sus granjas crecieron por valor de G. 474 millones.
En la última rendición de cuentas de 2015, el fiscal comunicó a la Contraloría que sus activos descendieron 3% y quedaron a G. 661.00.000, y que además ahorraba al mes G. 300.000. Sin embargo, su verdadera fortuna alcanzaba sumas siderales que difícilmente podría justificar con sus ingresos.
Antes de 2015, Rosetti Miranda adquirió una lujosa residencia de 700 m² de construcción en el exclusivo complejo residencial del Paraná Country Club de Hernandarias. El inmueble de 1.015 m² está individualizado con la Cta. Cte. Ctral. 26-1295-22, localizado sobre la calle 4 Oeste-Quevedo.
Esta residencia, valuada en al menos G. 2.000 millones y que figura a nombre de Rosetti Miranda, fue ocultada por el agente adjunto en su declaración jurada presentada en 2015.
Para costear la compra de la lujosa propiedad se demandarían 133 salarios (11 años) de un fiscal sin que se destine un guaraní a otras necesidades.
En 2015 Rosetti Miranda cumplió nueve años de carrera en el Ministerio Público. La fortuna de Rosetti sería incalculable y estaría compuesta por otras valiosas propiedades y una flota de lujosos vehículos inscriptos a nombre de terceros.
Rosetti es un mimado de la fiscala general del Estado, Sandra Quiñónez, quien primeramente lo ubicó en la unidad de Marcas y Anticontrabando de Ciudad del Este.
En esta oficina se recaudan unos G. 200 millones semanalmente para permitir el contrabando en la frontera, según fuentes consultadas.
Luego, Quiñónez hizo lobby para convertir a Rosetti en el nuevo fiscal adjunto de Alto Paraná, según reveló el ministro de la Corte Suprema César Diesel durante la votación que tuvo lugar el miércoles pasado.
