Palacio de López, único e imponente

El Palacio de López es único e imponente no solo para el país sino la región. Así lo ve el Ing. Juan José Barrail, de la firma contratista ABH. Destaca que trabajar en una obra así reúne una buena dosis de patriotismo y, aunque la estructura es muy sólida, la intervención se salvó del colapso. La restauración se dio luego de 121 años.

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La intención de restaurar el Palacio de López es una idea que venía barajándose desde hace años y finalmente se dio ahora, luego de 121 años de su inauguración como sede de gobierno. Sin embargo, nunca pudo darse porque ningún presidente quería dejar su despacho, mientras duraran las tareas.

“Esta obra tiene en particular y creo muy importante destacar la decisión del presidente Federico Franco de haber salido varios meses durante los trabajos. El poder atrapa y nadie antes quería salir del Palacio. Incluso, también por razones de seguridad esta vez se dio”.

Uno de los antecedentes más importantes para la restauración de la sede presidencial se dio en 1988 cuando el arquitecto francés JP Jouve realizó un relevamiento de los planos en su estado actual. La empresa, también francesa “Dragages et Travaux Public”, presentó el proyecto y un presupuesto de 20 millones de dólares. Sin embargo, nunca se ejecutó.

Entre los documentos llama la atención –dice Barrail– una fotografía donde aparece un banco de cuartel cerrando la escalera de entrada al segundo piso del Palacio con un guardia de la Policía Militar (PM) de Alfredo Stroessner parado detrás.

Al referir detalles de la intervención, precisó que el Palacio estaba a punto de colapsar por efecto de las termitas. “Era impresionante la invasión de termitas”. Además citó las intervenciones poco felices que ha ido sufriendo en el tiempo. Por ejemplo, en el subsuelo del mismo despacho presidencial se ha realizado una excavación para la instalación de un dormitorio en suite.

“Técnicamente nos encontramos con una obra difícil de presupuestar, difícil de establecer una hoja de ruta, pues al levantar el techo hemos encontrado serios problemas estructurales, con la madera en estado de total putrefacción. Creo que Dios protegió este edificio al no haber tenido accidentes porque el techo tenía las cabriadas totalmente deterioradas en los puntos de apoyo. No caía porque funcionaba como una estructura unida, como un sombrero gigante flotando. Pensábamos cambiar el 50% del maderamen, pero debimos hacerlo en un 100%”, explica Barrail.

Otros embates que debió soportar el edificio fue todo el peso de los ductos de aire acondicionado colgados del entrepiso causando problemas en la estabilidad de los salones, así como el corte de las paredes de 90 centímetros de espesor hasta dejarlos en parte con tan solo diez centímetros.

El profesional sugiere completar los trabajos de restauración que faltan y que, en adelante, se respete un protocolo de mantenimiento estricto del patrimonio cultural para cualquier intervención.

pgomez@abc.com.py

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