Un hombre célebre, pero desconocido

Una de las figuras centrales de los acontecimientos que produjeron la emancipación política paraguaya en 1811 es, sin dudas, don Bernardo de Velasco y Huidobro, último gobernador colonial español del Paraguay. Es el malo de la película.

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Pero, ¿qué sabemos de él, para calificarlo así?En realidad, es poco lo que se sabe de Bernardo Luis de Velasco y Huidobro en lo concerniente a sus orígenes: lugar o fecha de nacimiento. Pero sí que pertenecía a una familia de prestigio y que nació en la localidad castellana de Villadiego, cercana a Burgos, España, el 20 de agosto de 1742. Fue uno de los trece hijos de don Miguel Gervacio de Velasco Fernández de Humada y doña Josefa Gabriela de Huidobro y Mier.   

Se inició en la vida militar muy joven. Participó en varias campañas guerreras contra los ingleses y los franceses, donde actuó con eficiencia y valentía, lo que le valió ascensos y honores: teniente de infantería en 1793, llegó a ostentar el grado de "brigadier de los reales ejércitos".   

Estudioso y de sólida cultura, estudió Matemáticas en Barcelona. De excelente apariencia física, era de temperamento cortés y afable, además de modesto.   

Llevaba 36 años al servicio militar de la Corona cuando el rey Carlos IV le designó en 1803 gobernador político y militar de los treinta pueblos guaraníes y tapes e intendente de la Provincia del Paraguay.   

Velasco en las Misiones   

Velasco y Huidobro llegó a la capital virreinal bonaerense el 5 de enero de 1804 y asumió el gobierno de la recién creada provincia de Misiones, prometiendo defender la paz y morir por su defensa, además de fidelidad y lealtad al monarca español.   

Como primera acción, Velasco recorrió los pueblos de las antiguas misiones jesuíticas y remitió un informe al virrey sobre la situación y sus necesidades, especialmente en lo concerniente a defensa militar, dados los afanes expansionistas lusitanos en la región. Para evitar cualquier ataque portugués, propuso aumentar la dotación de las fuerzas militares españolas de la zona, reclutar a criollos y naturales, fundar fortines y adquirir armamentos.   

Una de sus mayores preocupaciones fue el estado ruinoso en que se encontraban las fuerzas militares: sin uniformes, con armamentos en mal estado, sin disciplina, sin reservas, por lo que propuso y encaró medidas correctivas diversas, como la creación de un ejército de naturales de 600 hombres, bien uniformados y armados. Según él, los naturales eran más subordinados, estoicos y eficientes que un ejército de españoles, que, además, resultaría más costoso. Solo logró formar un pequeño ejército de una tercia parte de lo proyectado, por las limitaciones impuestas por sus superiores.   

Para una mejor defensa de los territorios a su cargo optó por soluciones más bien políticas que militares: levantar los poblados en ruina, incentivar las tareas agrícolas y ganaderas, etc.   

Fruto de su eficiente administración, en poco tiempo se experimentó una mejoría en diversos aspectos en la zona misionera: dotó de elementos de labranza a los campesinos y naturales, se logró mejoría en la producción de diversos rubros agrícolas, lo que evitó la migración interna. También incrementó la producción de cueros y yerba mate, fomentando la exportación con otros productos.   

Tomó acertadas medidas financieras y de captación de recursos económicos y administración eficiente de dichos recursos. También dispuso medidas correctivas destinadas a sacar provecho del sistema penitenciario, logrando disciplinar a los reos en el trabajo y la producción, proscribió los castigos inhumanos a los reos.   

Fomentó la educación, que fue extendida a las niñas, cosa inédita hasta entonces. En salud pública, fue uno de los pioneros en la vacunación antivariólica.   

Gobernador del Paraguay   

En fin, logró una eficiente administración en el poco tiempo que estuvo en las Misiones, si bien su tarea no fue fácil, pues los problemas no derivaban de las situaciones a cambiar, sino de la mentalidad de muchos funcionarios que debían coadyuvar en la solución de dichos problemas.   
   
Para lograr sus propósitos buscó evitar sacudir muy violentamente el statu quo actuando con cautela, pero eficientemente.   

Las constantes quejas contra el gobernador del Paraguay, don Lázaro de Rivera –en el poder colonial desde 1796–, que si bien al inicio de su administración realizó diversas medidas en beneficio de la población, después fue cambiando para ejercer un sistema despótico, abusivo y corrupto.   

Uno de los cuestionadores de la labor de De Ribera fue el demarcador Azara, con quien mantuvo pésimas relaciones. Este era partidario de que los pueblos de las Misiones y el Paraguay constituyeran una sola gobernación, y en tal sentido aconsejó a la Metrópoli. Propuso para ejercer la gobernación de ambas provincias al eficiente gobernador intendente de las Misiones, Velasco, quien demostró capacidad, idoneidad y honradez y beneficiosos logros.   

Resultados de estos informes fueron el nombramiento por Carlos IV de Velasco y Huidobro como gobernador del Paraguay y la anexión a esta gobernación del territorio de Misiones. El nombramiento se realizó el 12 de septiembre de 1805 y el 5 de mayo de 1806 se recibió del cargo de Gobernador Intendente en una solemne ceremonia en el Cabildo, Justicia y Regimiento asunceño, corporación que presidió la ceremonia en que Lázaro de Rivera le entregó los atributos del poder.   

De esta manera, don Bernardo de Velasco y Huidobro, coronel de Infantería de los Reales Ejércitos de su Majestad, se convirtió en gobernador militar y político, e intendente de la Provincia del Paraguay y de los Treinta Pueblos de Misiones de Indios Guaraníes y Tapes del Paraguay y Paraná.   

Al frente de la Intendencia del Paraguay  
   
Con la creación del virreinato de Buenos Aires en 1776 y luego de seis años, en 1782, se estableció un nuevo sistema administrativo de las provincias españolas de ultramar, con la creación de las intendencias. Su implementación definitiva llevó más de dos décadas, cuando se hicieron los últimos ajustes en 1803.   
  
El virreinato del Río de la Plata lo constituyeron las intendencias de Buenos Aires, Cochabamba, La Paz, La Plata, Mendoza, Paraguay, Potosí y Tucumán, además de las gobernaciones militares de Chiquitos, Misiones, Mojos y Montevideo.   
  
La designación de  Velasco y Huidobro al frente de la Intendencia del Paraguay tuvo como consecuencia directa la ampliación del territorio paraguayo a las Misiones de los antiguos treinta pueblos jesuíticos.    Las atribuciones de los intendentes incluía su autoridad en cuestiones de guerra, hacienda, justicia y policía.   
   
Desde el inicio de su administración promovió la producción de diversos rubros agrícolas, yerba mate y tabaco como los principales, sin descuidar los cultivos de algodón, maíz, mandioca, maní, caña de azúcar, porotos y plantas frutícolas, además de facilitar la comercialización con el mejoramiento de la red vial entonces existente, con los arreglos de caminos, construcción y arreglos de puentes de madera, etc. También puso énfasis en la producción ganadera y creación de estancias.   
   
Promovió la industrialización en rubros: producción de miel de caña, azúcar y aguardiente, elaboración de cuerdas de güembé, fabricación de lienzos, ladrillos, maderas, colorantes naturales, utensilios de cuero, producción de sal.   

Tomó acertadas medidas administrativas para mejorar el manejo de los negocios del Estado provincial, creó nuevos cargos, reorganizó la administración pública, los organismos financieros, los correos, militares, de justicia, etc.   

Velasco continuó la obra de sus predecesores dotando a la ciudad capital, Asunción, de comodidades urbanas, como la construcción de veredas y muros de contención, la perforación de pozos para el servicio de aguas, taponamientos de zanjas, limpieza de calles, y ordenó la construcción de cercos linderos. También se preocupó por la iluminación nocturna con faroles a cargo del erario público, el control de animales sueltos en la ciudad, la atención médica, etc.   

Para la dirección de obras de ingeniería solicitó la presencia en Asunción del ingeniero naval Eustaquio Giannini –quien interinaría la gobernación en 1808/9.   (Continuará...)

1-  Estudioso y de sólida cultura, estudió Matemáticas en Barcelona. De excelente apariencia física,  cortés y afable, además de modesto. Llevaba 36 años al servicio militar de la corona cuando el rey Carlos IV le encomendó la misión.  

2- Velasco continuó la obra de sus predecesores dotando a la ciudad capital, Asunción, de comodidades urbanas, como la construcción de veredas y muros de contención, la perforación de pozos para aguas, taponamientos de zanjas, etc.

3-  Para la dirección de obras de ingeniería en la capital provincial don Bernardo de Velasco solicitó la presencia en Asunción del ingeniero naval Eustaquio Giannini –quien interinaría la gobernación entre los años 1808 y 1809.
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