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Antonella Fernández (26) nació en Asunción y se fue relacionando con el arte de manera espontánea. Si bien no pertenece a una familia de artistas, ya desde la infancia y a lo largo de la adolescencia desarrolló el gusto por la literatura –influenciada por su madre–, en especial con los libros de arte. También desenvolvió una afición a la fotografía y ya llegando a la juventud comenzó con las clases de dibujo, pintura e historia en la universidad, a lo que sumó las visitas a muestras de arte y sus propias inquietudes personales. Todo ello la llevó a trabajar en lo que hoy es su obra artística.
Una vía hacia el arte
Con la fotografía ha evolucionado desde la teoría, la experimentación analógica hasta la era digital. “Podría decirse que mi vinculación con la producción de imágenes proviene desde mis inicios con la fotografía”, explica y añade que si bien hoy sigue permaneciendo en su proceso creativo, ya no más como protagonista, sino como una herramienta de registro de sus investigaciones visuales y creación pictórica.
Antonella es egresada de la carrera de diseño industrial de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte de la Universidad Nacional de Asunción. Tras haber hecho un periodo de la carrera de Arquitectura, decidió abandonarla por el diseño. Ya habilitada en la carrera de Artes Visuales en la misma facultad, para ella, en ese momento estudiar arte en Asunción no significaba una opción, debido a las complejidades de llevar la profesión artística en el contexto paraguayo.
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Al ir dejando de lado la fotografía y comenzó a pintar con regularidad –ya en la universidad– para luego empezar a ilustrar publicaciones. “El último periodo de mi carrera logré realizarlo en un intercambio con la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte de la República del Uruguay, donde constantemente me dediqué a tomar estudios de arte”.
Ha pasado por algunos talleres locales e internacionales de fotografía, pintura y escritura, y todos de alguna manera aportaron algo a su visión artística. Sin embargo, lo que siente que más ha influido en ella de manera transcendental fue vincular su formación universitaria y aprendizaje a maestros y estudiosos de la cultura y el arte del Paraguay. “Maestros como Guillermo Sequera y otros que ciertamente corresponden a la generación pasada, vanguardias del pensamiento local formadas en el exterior, artistas que han sido fundamentales en mi formación teórico-estética y en la producción de mi obra”, reconoce.
Luego de varios años de pintar, ha profesionalizado su quehacer artístico y hoy se dedica enteramente al diseño editorial, a las artes visuales y al desarrollo de su obra.
El discurrir del color
Su creación reciente muestra grandes porciones de color muy diluido sobre el lienzo. Composiciones de una plasticidad y sutileza que atrapan la mirada del espectador que se deja perder y navegar en aquella fluidez de las formas que Fernández propone.
“Tengo una afinidad espontánea con la pintura, que ciertamente permite que me exprese de manera original, y esta es una cualidad que no se aprende con técnicas ni con estudios. Debo parte de mi inspiración a grandes artistas de la abstracción del siglo XX, como Mark Rothko y Alexander Calder”, confiesa.
Si bien su técnica se encuentra en proceso de desarrollo, sus obras tienen mucho de la relación que se genera entre el agua, los pigmentos y el soporte (lienzo/papel). A diferencia del realismo o la figuración en la pintura, que por lo general buscan construir un mensaje para transmitir al receptor, a esta artista le interesan las emociones y sensaciones anímicas que puedan llegar a generar los colores, las formas, las composiciones e, inclusive, los conceptos.
Espontánea y expresiva
“Mis obras finales o las de gran formato son producidas de manera muy espontánea y expresiva, aunque con estudios de forma y color rigurosamente premeditados, ya que el aspecto formal/cromático resulta fundamental a la hora de definir los lineamientos definitivos de la obra final”, aclara.
Le llama la atención que, en la escena artística local contemporánea, la producción pictórica sigue siendo mayormente figurativa en comparación a otros países de la región, “aunque tal vez sean tiempos en los que nos estaríamos asomando un poco más a lenguajes pictóricos en la abstracción”.
En julio de este año presentó su primera exposición individual, con el apoyo y la producción de la Galería Exaedro de Asunción, bajo la curaduría de Fernando Moure, paraguayo residente en Alemania. La muestra virtual todavía puede ser visitada en el micrositio de la galería: https://fernandez.galeriaexaedro.com
Exhibiciones y ferias
A lo largo de este año también participó de varias exhibiciones colectivas y una feria local, la feria de arte contemporáneo Oxígeno.
“A pesar de ser un año con muchas complejidades y limitaciones en el mundo cultural por el contexto sanitario y sociopolítico del país ha sido un año bastante auspicioso para el arte en Paraguay”, afirma.
La artista reflexiona que resultaría fundamental seguir estableciendo diálogos y vínculos con las autoridades culturales, de modo de seguir generando espacios, actividades, oportunidades que busquen seguir profesionalizando el quehacer artístico como cualquier otra profesión de seriedad.
Actualmente con la galería Exaedro se encuentran con el desafío de profesionalizar y formalizar su trabajo, con la mira en el futuro, hacia escenas internacionales.
Trayectoria de Antonella Fernández
Diseñadora y artista independiente, desde 2015 ha formado parte de muestras colectivas de prestigiosas instituciones y organizaciones culturales. Se dedica a trabajar y desarrollar proyectos culturales vinculados a los derechos humanos, actualmente. A su vez, sigue ampliando en la profundización de sus investigaciones visuales y literarias.
Expuso en muestras colectivas en el Instituto Cultural Paraguayo Alemán, en el CCR Cabildo/Casa Josefina Plá, en el Centro de Artes Visuales/Museo del Barro, el Centro Cultural de la Ciudad Carlos Colombino/Manzana de la Rivera y de forma individual en la Galería Exaedro.
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