Con la esperanza en la cabeza

El fascinante mundo de la neurocirugía ha hecho posible mejorar la calidad de vida de muchas personas. Años de estudio y especialización hacen que profesionales brinden una esperanza a pacientes que buscan alivio en afecciones tan diversas como complejas que aparecen en el cerebro. Los médicos han hecho historia en este campo, como el Dr. Carlos Codas, con su cirugía a cerebro abierto en los años 90. Hoy es el turno de las chicas, quienes no se quedan atrás en la búsqueda de nuevos desafíos. Tal es el caso de la Dra. Gabriela Moguilner (32) y esta es su historia.

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Aunque su nombre causó un revuelo mediático, ella prefiere mantener el perfil bajo. El caso es que le cupo ser la primera mujer neurocirujana en liderar un equipo de 20 profesionales de la medicina del Hospital de Clínicas, en esta especialidad y, en una operación compleja.

Estos realizaron una cirugía de tumor cerebral en una paciente de 39 años, que se encontraba despierta durante la intervención y conciente manipulando una tableta. Mientras Moguilner y profesionales, como el jefe del departamento de Neurocirugía, Fabricio Frutos; jefes de Anestesia, Walter Delgado y Diego Estigarribia, enfermeros y residentes de diferentes especialidades realizaban el procedimiento de extirpación tumoral, a cerebro abierto. En un momento libre, lejos de las batas verdes, la asepsia hospitalaria y los aditamentos propios de ese entorno, aceptó hablar de lo que significa ser una de las pocas mujeres que trabaja en el campo de la neurocirugía en nuestro país.

La primera señal

“Gabi”, como le dicen sus allegados, recibió su título de médica en el 2010. Fue el principio de una sucesión de más años de estudio hasta lograr su especialización en neurocirugía. Sobre sus motivaciones para volcarse a esta área vista como masculina, reflexiona y dice: “La verdad es que siempre me gustó mucho el cerebro, es un órgano muy apasionante que me intrigó. Descubrir todo lo que tiene que ver con eso fue lo que me llevó a tomar la decisión se ser neurocirujana”.

Al principio tuvo sus dudas, pero la materia de neuroanatomía en el primer año le dio la primera señal. “Todo lo referido al sistema nervioso se da en el primer año de la facultad. Me encantaba. Pero tenía la idea de que una especialidad como esa era algo bastante masculino. Por el concepto de que el cirujano pasa considerable cantidad de horas en el hospital, que todo el tiempo hay que ir a alguna urgencia, los años de formación que conlleva, etc. Por eso era considerada más una carrera de varones que de mujeres”.

Así pensó mejor las cosas y decidió que la ginecobstetricia podría ser lo suyo. Pero como no quería quedarse con la pregunta de “¿qué hubiera sido si…?” tomó el toro por las astas y, finalmente, siguió su primer impulso.

Un camino difícil

La constancia fue el primer desafío. “Lo desafiante fue mantenerme constante y perseverante con todas las dificultades que en el día a día se me presentaban. Prácticamente vivía en el hospital. También se iban presentando diversos tipos de problemas (con pacientes, el sistema de salud, colegas, etc.); costó mantenerme firme”, confiesa, mostrando su lado más humano. “Más de una vez dudé si es que iba a seguir, pero la motivación y el amor por lo que hago me sostuvieron, y el día que terminé fue el más esperado”, agrega.

En retrospectiva, la Dra. Moguilner no olvida la fascinación que sintió al ver y tratar un aneurisma. “La neurocirugía vascular es algo imponente y desafiante”, recuerda. En la actualidad, mira las cosas ya con los ojos de la experiencia y describe que en el Paraguay existen muchas afecciones a nivel cerebral y tanto en el sistema público como en el privado se ven mayormente tumores, patologías vasculares y otros. Sin embargo, lo que más le ocupa como profesional son las necesidades que conllevan someter a un paciente a una cirugía en esta parte del cuerpo y que en nuestro país existen profesionales médicos altamente calificados, pero a veces se tropieza con el problema de la infraestructura.

“Se necesita terapia intensiva para este tipo de intervenciones. Creo que una de las limitantes de nuestro país no es el personal de blanco, sino la capacidad resolutiva que tiene el sistema público. Realmente, nuestra dificultad como para poder solucionar todos los casos es de terapia o de medios. El paciente tiene muchas carencias, pero en cuanto a la calidad del personal de blanco, yo creo que hay cirujanos muy calificados en distintos centros. El Paraguay está muy actualizado en esta rama”, refiere.

¿Se puede prevenir?

En términos preventivos, el tema de los tumores no tiene forma de prevenirse. Pero en cuanto a los accidentes cerebrovasculares, sí puede hacerse algo al respecto. “Un estilo de vida saludable, una buena alimentación, evitando la hipertensión arterial y otras comorbilidades (como la diabetes), las personas pueden disminuir el riesgo”, aconseja la profesional.

Un hecho que llama la atención, al menos en nuestro país, es que existen patologías del sistema nervioso que se presentan más en mujeres que en hombres. Por ejemplo, los aneurismas. “Puede que sea por una cuestión hormonal, aún no está muy bien definido. Pero en otras afecciones la incidencia es bastante pareja”, refiere.

Moguilner es, junto con la doctora Tamara Portillo, una de las primeras neurocirujanas de nuestro país, aunque en este momento se encuentran otras en formación, tanto en el Hospital de Clínicas, el IPS como en el Hospital Nacional de Itauguá.

La entrevistada dice que la actualización es crucial para ofrecer una medicina de alta calidad. Especializada en Israel, también proyecta mantenerse a la vanguardia. “Me gustaría traer cada vez mayores cosas a nuestro país. Ahora estamos con las cirugías de tumores cerebrales; me encuentro más enfocada en eso. Deseo que cada día avance más el tratamiento oncológico de los tumores cerebrales”.

Exposición

Luego de la exposición mediática que hubo en la última operación, ella mantiene la reserva, pero no deja de reconocer que la comunicación ayuda a que se difunda la especialidad y los progresos en la salud. “A veces se tiene el concepto de que en el Paraguay todo es malo y retrógrado, que si quiere algo bueno, se tiene que salir afuera. Creo que el hecho de que se haya mediatizado la operación (Awake) un poco, es contagiar ese espíritu de que se está avanzando, de que hay gente que se está formando en diferentes cosas”.

De hecho, se han dado pasos importantes que consolidan el trabajo de antecesores, como el Dr. Carlos Codas, quien en la década de los 90 del siglo pasado realizó la primera operación del cerebro abierto con paciente conciente para tratamiento de párkinson, y que dio paso a otras para tratar esta afección, pero que luego dejaron de realizarse. Hoy, Moguilner y el gran equipo dan otro salto tecnológico tratando un tumor y utilizando tecnología con neuroestimuladores eléctricos y una tableta como elemento complementario, utilizado por la paciente en el proceso de conciencia durante el procedimiento.

En la historia de la medicina paraguaya es innegable que Moguilner ha marcado su huella y, aunque no es la única, es un ejemplo de que con constancia, determinación y, por sobre todo, profesionalismo, se pueden lograr los objetivos, ya sea en medicina o en cualquier otra carrera u objetivo que una persona se proponga.

Locación. Hotel Palma Roga. Peinó: Guzmán Tállez. Maquilló: Noemí Argüello. Para Rommy Femenino Masculino.

mescurra@abc.com.py

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