Lo alentador es que organizaciones nacionales e internacionales, y otras, han logrado mantener hábitats en parques nacionales y áreas protegidas para que estas especies puedan vivir y reproducirse libremente.
CAUSAS
Lo cierto es que gran número de personas todavía no han tomado conciencia del daño que se hace a la sostenibilidad del planeta y al propio ser humano, al destruir el espacio de numerosas especies: sea por deforestación, secado de humedales, contaminación de aguas, la caza de animales silvestres con fines comerciales o por simple deporte, el tráfico y eliminación de especies animales, la quema de campos, la habilitación de áreas con fines agropecuarios sin estudios de impacto ambiental, la improvisación en el manejo y cuidado de animales en cautiverio. Pareciera que piensan que estos desastres ocurren en otros lugares, en otros países, pero no en el de cada uno: el progreso a través de nuevas carreteras, caminos, represas, embalses, centros poblados.
LAS ZONAS PROTEGIDAS Y LA LISTA UICN
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Se trata de áreas especialmente definidas por un Estado que, sujetas a un determinado régimen legal e institucional de gestión, protegen un sinnúmero de especies animales y de plantas. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) define las áreas protegidas como “una superficie de tierra o mar especialmente dedicada a la protección y mantenimiento de la biodiversidad y de los recursos naturales y culturales asociados; manejada a través de medios legales, o de otros medios efectivos”. En estas zonas existe una estricta protección y no se permiten asentamientos humanos, campamentos, actividades deportivas, cazadores, la pesca. Sí se autoriza el acceso de personal científico, investigadores, geólogos y de biólogos. Para un mejor reconocimiento y contribuir a su protección existe la denominada “Lista Roja de Especies Amenazadas” de la UICN, un registro completo y acreditado con que se cuenta, sobre el estado de preservación y amenaza de especies de animales y plantas en el mundo. La organización busca mantener informada a la población mundial sobre los problemas de preservación, a la vez que coopera con los países con directrices, planes de acción, listas y catálogos para disminuir y evitar la desaparición de las especies amenazadas.
CONCLUSIÓN
Pese a reconocerse su singular importancia para mantener los ecosistemas y evitar, entre otros, la aparición o expansión de plagas y enfermedades en los cultivos y otras que afectan al hombre, su cuidado y defensa, salvo excepciones, no es prioridad para los gobiernos del mundo. El antropólogo británico Ashley Montagu señaló: “La indiferencia, desinterés y falta de respeto que tanta gente demuestra tener para con los animales es malvada, primero que nada, porque resulta en un empobrecimiento grandioso del espíritu humano”.
* Especialista en Comunicación Rural