En producción animal, desde el punto de vista nutricional, la harina de carne es un buen recurso alimenticio para todos los animales, pero preferentemente para los monogástricos, como los cerdos y las aves. Otra alternativa es el uso en alimento para mascotas. En bovinos está limitada y prohibida en los animales para exportación.
La calidad es fundamental, ya que algunas pueden tener la presencia de salmonellas que han dejado a esta fuente proteica fuera del uso común de los alimentos balanceados. Hoy en día hay industrias en nuestro país que garantizan la calidad del producto y hacen confiable su utilización.
La harina de carne es un subproducto de origen animal que junto con la harina de sangre, vísceras y pescado forman una gama de alternativas para ser utilizadas como fuentes proteicas. Es, sin duda alguna, una de las principales aportadoras de proteína en las raciones de los animales, debido a su buen valor biológico y el aporte extra de fósforo.
La forma más común de obtención es por medio del digestor, que es un tanque cerrado en el que se cocina al vapor bajo presión, para luego extraer la grasa por compresión. De la parte líquida que queda se obtiene la gelatina. El residuo sólido se seca, se molina y queda una harina untuosa, por los residuos grasos. Algunas empresas le quitan más grasa y por ello tiene menor aporte energético.
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Otra forma de obtener la harina de carne es a tanque abierto, denominada seca o por derretimiento. El sistema de cocción es debido a una doble pared del tanque, por la que circula vapor de agua, seca el contenido del tanque y obtiene una masa compacta que es sometida a presión para sacarle la mayor cantidad de grasa posible; luego, se molina y se consigue un producto de, aproximadamente, 52 % de proteína, pudiendo llegar a 55 %. La harina de digestor puede alcanzar el 60 % de proteína.
La harina de carne puede contener una considerable cantidad de hueso, a la cual llamamos harina de carne y hueso, con 40 a 50 % de proteína y algo más de 6 % de fósforo. La harina de carne propiamente dicha solo alcanza el 3%, aproximadamente. Esta no debe contener harina de sangre, pues su inclusión, si bien aporta proteína, altera el gusto y hace que los animales rechacen la ración.
Si el precio da, se puede utilizar la harina de carne en la alimentación de todas las especies animales, con las restricciones que para cada una de ellas existen.
En las vacas lecheras se puede dar hasta algo más de 1 kg/día y por cabeza, pero es recomendable solamente llegar al 15 % del total proteico ofrecido. Cuando se parte de una garantía de calidad de la harina de carne, se pueden hacer mezclas importantes con harina de mandioca, tanto de raíz como de follaje, para obtener un buen aporte de energía y proteína, con el cual se mejoran la cantidad y calidad de la leche.
En la alimentación de los pavos es indispensable usar harina de carne, ya que no se puede llegar al nivel de proteína requerido con el solo uso de la soja.
La alimentación de cerdos, ponedoras y parrilleros puede ser realizada con la inclusión de la harina de carne como una de las fuentes de proteína.
LIMITACIÓN INTERNACIONAL DE SU USO
Debido a la identificación del mal conocido como la “vaca loca”, en los últimos tiempos, en Europa, se ha dado una restricción muy estricta del uso de la harina de carne en cualquier alimento balanceado, para cualquier especie animal. La limitación no solo va para la carne, sino también para cualquier producto derivado que sea de fuente animal, como la harina de hueso.
USO EN AGRICULTURA
Su uso es una buena alternativa para la agricultura ecológica, y la fertilización de cultivos altamente demandantes de nitrógeno en suelos ácidos y con déficit de fósforo de rápida asimilación. El uso de estos fertilizantes proporciona grandes beneficios, a la vez que contribuye a paliar los efectos perjudiciales del ambiente cuando los residuos de frigoríficos son vertidos sin tratamiento a los cursos de agua.
Muchas investigaciones han concluido que la aplicación de harinas de carne y hueso a los suelos como fertilizante fosforado es una respuesta claramente positiva sobre cultivos en los que el suelo presenta un nivel deficiente de fósforo asimilable. También puede contribuir a mejorar algunas propiedades físicas y químicas del suelo.
“La educación es la base del desarrollo de las comunidades”, p.m.g.
