Eternos

Sin pretender dar cuenta en estas breves líneas de todos los que partieron en el 2022 y seguirán presentes en nuestra historia, queremos recordar cálidamente a algunos.

El 2022 del Suplemento Cultural: Eternos
El 2022 del Suplemento Cultural: Eternos

Cargando...

En este número especial «El 2022 del Suplemento Cultural» no podían faltar esos ausentes más presentes que nunca desde ahora. Sin orden ni jerarquías, algunos de los grandes que nos dejaron en el año que acabamos de despedir, y que ya son eternos.

Tears in the rain

I’ve seen things you people wouldn’t believe.

Attack ships on fire on the shoulder of Orion.

I watched C-beams glitter in the darkness, near the Tannhäuser Gate.

All those moments will be lost in time, like tears in rain.

Time to die.

«Recuerdo un ostinato realzado por dos notas de sintetizador, milagroso como el anuncio del alba sobre el océano. Recuerdo el efecto rítmico precediendo al piano anacrónico, los alados atletas de blanco corriendo a orillas del mar... Recuerdo la decadente Los Ángeles del futuro, de cielos contaminados y eternas lluvias, el futuro como un mercado negro, entrevero de sórdidos pedazos del pasado con letreros de neón... Si cierro los ojos, puedo ver una postal: los 80 en un estudio de Londres, en el último piso de un edificio victoriano lleno de sintetizadores y locura sinfónica... Vangelis era el futuro de la música, uno de aquellos gigantes que sabían hablar con las máquinas. No sé si lo entendimos, pero él nos entendió a todos».

En memoria del músico Evángelos Odysséas Papathanassíou, Vangelis (Agria, 29 de marzo de 1943 - París, 17 de mayo de 2022). «Tears in the rain», por Montserrat Álvarez.

La movida era una fiesta

«…a nuestros ojos, los de aquellos que nacimos demasiado tarde para vivir la movida pero lo bastante pronto para atisbar con codicia infantil esa gran disco a la cual nuestra minoría de edad nos vetaba el acceso, seguirá siendo parte del espíritu de una época, una de esas jóvenes que inventaban los códigos culturales del momento, iniciadas en los misterios de una existencia sofisticada y atípica que convivía a regañadientes con la vieja España de toda la vida, habitante de aquel brave new world vicioso y cosmopolita que hacía que todo lo demás pareciera caduco y pueblerino, miembro de aquella tribu de rockeros, cineastas, historietistas, poetas, pintores que, pasada la medianoche, empezaban a dejarse caer por el Penta o el Vía Láctea o el Rockola, con la música retumbando en las paredes, para, entre humo de tabaco y copas de ginebra, definir el arte del futuro».

En memoria de la fotógrafa y pintora Ouka Leele, sobrenombre artístico de Bárbara Allende Gil de Biedma. «La movida era una fiesta: Adiós a Ouka Leele», por Montserrat Álvarez.

Anarquía en Ciudad Gótica

«¿Cuál fue su mejor guión? Es difícil decirlo. Quizá The Thirteenth Floor, que apareció en Scream! en marzo del 84, oscuras viñetas en las que el peligro acecha bajo la inesperada forma de un edificio y la muerte es un piso que no existe. O quizá Lobo: Death and Taxes, esa entrega de ‎‎The Last Czarnian donde el villano no es un monstruo sino una persona más, un recaudador de impuestos. O quizá Strontium Dog, las aventuras de ese mutante marginado y rebelde, capaz de leer la mente, que es el cazarrecompensas Johnny Alpha... Aunque, desde luego, es más conocido por haber dejado su impronta en el universo de Batman».

En memoria de Alan Grant (9 de febrero de 1949 - 21 de julio del 2022). «Anarquía en Ciudad Gótica», por Julián Sorel.

Godard, un cine rebelde

En septiembre falleció Jean-Luc Godard. Le dedicamos primero un escrito inmediato, y luego un número especial con cuatro grandes artículos de verdaderos conocedores del tema: el estudioso argentino Mariano Dagatti, el cineasta Hugo Giménez, el crítico Gustavo Reinoso y el novelista Jesús Ruiz Nestosa.

«Godard rompió las leyes del lenguaje cinematográfico tradicional, derribó la noción de encuadre y quebró la continuidad del montaje. Pulverizó la estructura narrativa que el cine del siglo XX había heredado de la gran novela burguesa del siglo XIX en frag­mentos inconexos para reflejar una realidad arbitraria, hecha de gratuidad y absurdo; irreductible a la noción clásica de argumento. Hablar de Jean-Luc Godard es hablar de revolución». «Jean-Luc Godard, un cine rebelde», por Montserrat Álvarez.

«Dossier Jean-Luc Godard: cine y revolución»

Presentación, por El Suplemento Cultural:

Con Godard desaparece «el más narrativo de los cineastas experimentales y el más experimental de los cineastas narrativos», escribe Mariano Dagatti desde Buenos Aires, Argentina: «Jean-Luc Godard. La tradición y la vanguardia».

Ha dicho Anne-Marie Mieville que el epitafio del último cineasta de la Nouvelle Vague debería ser: «Jean-Luc Godard, al contrario». Desde Salamanca, España, escribe Jesús Ruiz Nestosa: «Godard: cómo vivió su vida».

Con Bramante, que para erigir su propio proyecto arquitectónico demolió la antigua Basílica de San Pedro, compara el crítico Gustavo Reinoso a Jean-Luc Godard, que levantó nuevas formas narrativas sobre las ruinas de las convenciones precedentes: «El maestro demoledor».

Que el encuentro con el cine de Godard ha sido y es decisivo para otros realizadores lo confirma este bello testimonio del cineasta Hugo Giménez sobre su propia experiencia: «Nunca pensé que el cine podría ser eso»: «Ser inmortal… y después morir. Réquiem para un Maestro».

Esto no puede ser más que una canción

«…Es La Habana nocturna, paisaje insomne de sombras, licor y rumba, y es PM, el cortometraje de Orlando Jiménez Leal y Sabá Cabrera Infante que las autoridades castristas vieron como “un montón de negros bailando”, la primera obra de arte censurada por el gobierno. La imagen de la Revolución no sería esa, ni sería su música el bolero ni el mambo, ni el son ni la guaracha, ni el filin ni el sucusucu, sino un movimiento institucionalizado en 1972 por el Partido y dotado de acceso a estudios, productores y prensa, con supervisión, junta directiva, registro de miembros y centros de actuación en cada provincia, el Movimiento de la Nueva Trova.

Una imprecisa noche –pudo ser cualquiera de las mil y una– se desvaneció la bohemia habanera. Arrojados a un lado del glorioso camino al Hombre Nuevo, los vestigios decadentes del mundo prerrevolucionario que llenaron de música las madrugadas se apagaron uno a uno como velas en la brisa.

Y entonces, antes de Ry Cooder y de Wim Wenders y del efecto Buena Vista Social Club, Pablo Milanés grabó discos con olvidadas estrellas de los 50. Quiero creer, pese al prolongado olvido de lo ocurrido en la UMAP, a las décadas de buenas relaciones con los funcionarios, a la fama como representante de todo lo que llegó a representar, que faltó solo un poco de tiempo para que recordara mucho más…».

En memoria del cantautor cubano Pablo Milanés, cuya voz –una de las más hermosas del siglo XX– se apagó en la madrugada del 22 de noviembre de 2022. «Esto no puede ser más que una canción: adiós a Pablo Milanés», por Montserrat Álvarez.

En defensa del lobo

«…Claro que esos collages no son sino precipitado remedo del método que inventó en El corto verano de la anarquía, montaje de testimonios y fuentes a la busca del fantasma perdido por la historia oficial y recobrado en esta obra coral de una voz colectiva y anónima, y no fantasía de un escritor ni conclusión de un investigador. Libro que desde el prólogo cede la palabra a un testigo presencial del entierro de Durruti en Barcelona en noviembre de 1936, y que en los ocho comentarios que lo integran da paso a coros donde aun la mentira dice a su modo la parte que le corresponde de una verdad misteriosa, más profunda que los hechos.

Es “tarea política” del poeta, escribió, “renunciar a cualquier encargo político y hablar por todos incluso allí donde no habla de ninguno”. Muerto a los 93 años, tuvo tiempo de ser muchos, de contradecirse y reafirmarse, y las ideas cambiantes plasmadas a lo largo de las décadas en su obra la revelan finalmente viva como un pugilato consigo mismo. En esa trayectoria, ahora congelada por la muerte en conjunto simultáneo, imperfecto y plural como el coro que dio forma a Durruti, está cumplida su “tarea política” de poeta: porque no habló como propagandista ni portavoz de partidos ni gobiernos, son sus acusaciones las de la humanidad».

En memoria del poeta Hans Magnus Enzensberger, uno de los grandes nombres del pensamiento alemán de la posguerra, muerto en Múnich el 24 de noviembre de 2022. «Hans Magnus Enzensberger: en defensa del lobo», por Julián Sorel.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...