Belleza barroca

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EL RETABLO FRANCISCANO

Visitamos en estos días la antigua ciudad de Atyrá, en la cordillera de Altos, fundada por el explorador y colonizador guipuzcoano, y en aquel entonces gobernador del Río de la Plata y del Paraguay, Domingo Martínez de Irala, el 4 de octubre de 1539, y después, ya en el año 1580, fundada, esta vez religiosamente, por los misioneros franciscanos encabezados por fray Luis de Bolaños y Alonso de San Buenaventura.

La Iglesia de San Francisco de Asís de esta ciudad mantiene el original altar franciscano e imponentes imágenes y figuras sacras talladas en madera de estilo barroco hispano-guaraní.

El motivo de nuestra grata presencia en el lugar era, precisamente, asistir a la inauguración del retablo barroco, de finales del siglo XVIII, de estilo franciscano, de esta iglesia, la de San Francisco de Asís de Atyrá, retablo que es una verdadera joya patrimonial y que acaba de ser objeto de una limpieza para su conservación.

Este altar había sido restaurado ya anteriormente, en 1998, por la maestra Estela Rodríguez Cubero. En esta ocasión, la tarea de recuperar sus colores originales le cupo al equipo de la Secretaria Nacional de Cultura, bajo la dirección de la arquitecta Clarisse Insfrán Echauri, y valiosos restauradores, con Verónica Verón al frente.

Observamos la incorporación al altar de figuras en cuero repujado (la producción artesanal más importante de Atyrá es el cuero repujado), figuras como las del papa Juan Pablo II, la madre Teresa de Calcuta, san Roque González de Santa Cruz, san Alfonso María de Ligorio, fundador de la Orden Redentorista, el papa Benedicto XVI y monseñor Claudio Giménez.

ANTECEDENTES

Los miembros de la Orden de Frailes Menores, u Orden Franciscana, la orden mendicante católica fundada a comienzos del siglo XIII por Francesco d’Assisi, «il poverello d’Assisi», fueron precursores y pioneros del innovador y audaz modelo social que representaron las reducciones guaraníes. Las reducciones tenían un doble propósito: por un lado, constituir un hábitat comunitario para la supervivencia étnica y sociocultural de los indígenas, como una propuesta alternativa de relacionamiento entre españoles y guaraníes, en un intento de humanizar la situación social vigente de dominación y conflicto; por otro lado, evangelizar a los indígenas, vasallos del rey español.

El padre Alonso de San Buenaventura, de la Orden de Frailes Menores, trajo a esta parte de América entre sesenta y setenta misioneros franciscanos; entre ellos estaban los padres Martín Ignacio de Loyola, sobrino del fundador de los jesuitas, y fray Luis de Bolaños. La evangelización en guaraní fue posible gracias a los estudios lingüísticos de fray Luis de Bolaños, su introducción de la escritura del guaraní y sus traducciones de oraciones y del catecismo aprobado por el Concilio de Lima en 1583.

El franciscano andaluz fundador de pueblos y autor del Catecismo Breve, utilizado como herramienta de evangelización y una de los primeras obras impresas en guaraní, fray Luis de Bolaños (Bolaños de Calatrava de Ciudad Real, circa 1549 - Buenos Aires, 11 de octubre de 1629), que llegó a Asunción el 8 de febrero de 1575, adoptó el guaraní como lengua evangelizadora y otorgó grafía a una lengua oral, pues los guaraníes eran ágrafos. Una tarea que proseguirían los hijos de Loyola, como el sacerdote y misionero jesuita Antonio Ruiz de Montoya, con valiosas obras de su autoría.

La impronta franciscana está presente en diversos aspectos de la rica religiosidad popular de nuestro país, y se manifiesta en procesiones, celebraciones litúrgicas, cánticos y rezos, ritos centenarios y en la valiosa imaginería del barroco hispano-guaraní, sobre la que escribiera tanto Josefina Plá, al igual que otros continuadores en la tarea de los estudios culturales.

CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO

Esta conservación y recuperación del artístico trabajo en madera policromada del templo de San Francisco de Atyrá se inscribe en el Plan Nacional de Cultura vigente como parte del eje estratégico del Patrimonio Cultural, que cuenta entre sus objetivos la valoración, el rescate y la protección, como bienes públicos, de los sitios históricos de memoria, y la toma de conciencia del valor del patrimonio local entendido en sus dimensiones etnohistórica, etnográfica y socioeconómica.

A tallas como las del Cristo de la Paciencia, San Nicolás, San Roque y Santa Lucia, se han sumado otras, recientes pero respetuosas de los cánones artísticos del barroco.

Nos llenó de alegría enterarnos de que el gran artista atirense Isabelino Maidana, artesano y talabartero de su Atyrá natal desde que era un niño de nueve años de edad, ha recibido ahora, a los setenta, el encargo de hacer el tallado y el repujado del sillón que utilizará en Caacupé el papa Francisco en su próxima visita a nuestro país. El sillón llevará, además de la talla en madera de cedro de la cabecera (una imagen de la Virgen de Caacupé), cuero repujado blanco. Hace veintisiete años, don Isabelino Maidana, apodado «El Rey», fue ya designado para tallar la silla que el hoy santo Juan Pablo II utilizó cuando, en 1988, visitó Paraguay. El sitial que don Isabelino talló en aquella oportunidad se encuentra actualmente en el Museo del Santuario de Caacupé.

Los misioneros de la Orden de Frailes Menores, fundada por el religioso y místico italiano Giovanni di Pietro Bernardone –san Francisco de Asís– en el año 1209 y aprobada en 1212 por el papa Inocencio III, llegaron a Paraguay en la segunda mitad del siglo XVI. Los franciscanos fundaron en Paraguay numerosos pueblos y ciudades y dejaron un legado cultural de gran valor. Su presencia ha marcado el carácter de Capiatá, Yaguarón, Altos, Ypané, Piribebuy, Itá, Caazapa, Tobatí y, desde luego, de la ciudad que visitamos en estos días, visita que ha dado lugar al presente artículo, Atyrá.

La evangelización franciscana, en suma, ha dejado huellas memorables e indelebles, tanto tangibles como inmateriales, en nuestro país, y el magnífico retablo barroco de la Iglesia de San Francisco, en Atyrá, que es uno de los más bellos testimonios de su paso por nuestra historia, merece ser redescubierto por quienes ya lo conozcan y descubierto por quienes aún no lo hayan visitado.

beagbosio@gmail.com

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