Política de hechos consumados

“Yo siempre fui coherente, políticamente hablando. Siempre fui oficialista”. Lema de algunos políticos paraguayos detestados por el pueblo.

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Desde el año 1973, tiempo de la firma de los dos tratados binacionales de Itaipú y Yacyretá, mucho se ha escrito sobre la energía. Se formó así un gran archivo que se presta a crear tesis de grado y de posgrado, de libros, artículos, investigaciones económicas, sociales y geopolíticas. En fin, algo que se sume al bien común en forma científica o literaria. 

En este oficio de pensar en voz alta, uno hace pocos amigos, menos aún entre los prudentes, valientes y honestos. Esta razón me obliga a relatarles un hecho que ocurrió hace poco. 

El Sr. Antonio Palazón, presidente del Tribunal Ético contra la Impunidad me ha entregado 45 biblioratos sobre Itaipú, que contienen informaciones de diferentes categorías; corrupción, contratos, adjudicaciones directas, en fin, documentos que tienen que ver la luz, por el bien del Paraguay. 

El Sr. Palazón me honró al entregármelos. Sin embargo, pienso que es un legado tan grande que debería exponerse en algún archivo público que posibilite su revisión por investigadores respetados. Podría generar artículos que estimulen el patriotismo y se sume a la causa de la recuperación de nuestra soberanía; quien sabe si algún reportero pueda obtener un premio de investigación periodística internacional. 

He visto por ejemplo el caso Carapá–Y’potî, un programa de manejo de dicha cuenca hidrográfica, donde se gastaron varios millones de dólares sin resultados significativos. Dicho programa tiene responsables técnicos, fiscalizadores y altos gerentes. También he visto algunas contrataciones directas que habrán dejado a más de un director con una fortuna considerable. Nuestra esperanza es que alguna vez se cree una ley donde los delitos económicos no prescriban. 

El problema del Sr. Palazón y el mío es que no tenemos un lugar seguro para depositarlo. Lo destruirá la humedad, la polilla y el más dañino, el olvido. Tal vez algún patriota tenga algún espacio o predio adecuado. Lo ideal sería crear algo así como los “Archivos del terror” y depositarlo en la Contraloría General de la República o en la Fiscalía General de la República, pero ahí terminarán en el famoso oparei, o peor aún, rechazados por “improcedente”. 

Los antecedentes de la negativa del actual contralor de entregar informaciones del patrimonio de los políticos-comerciantes del Paraguay nos hacen pensar mejor. Por el mismo argumento, la falta de confianza, no las entregamos a las fiscalías de la República. En este caso existen muchas más evidencias de pusilanimidad, miedo y prevaricato. 

Otra alternativa sería entregarlo al nuevo parlamento de la nación, pero aún sigue inficionado por viejos políticos profesionales, maestros del camaleonismo que podrían usarlo para chantajear, recaudar, pero nunca para enviar a algún colega traficante de influencias a la cárcel. Mejor sería entregarlo al exsenador Eduardo Petta, una especie de fiscal del pueblo o ministro contra la corrupción, si es nombrado por Marito. ¡Cuántas cosas cambiarían en Itaipú si Petta es nombrado en el Directorio o el Consejo de Administración! 

Otra opción sería remitirlo al Comité de Ética de la Itaipú, pero tengo un antecedente nefasto. El 25 de agosto del 2004 remití una carta a dicho colegiado en la que, entre otras cosas, reclamaba una definición sobre los perseguidos por denunciar corrupción o disentir con el “sistema”. Y conste que uno de los fines del Comité es estimular la denuncia de todo tipo de corrupción. Otra de mis denuncias concretas se refería a funcionarios con sede Asunción, pero con sendas mansiones adjudicadas en CDE. 

Otra denuncia especifica recordaba el famoso “Informe Villamayor” (Juan Ernesto), exconsejero de la entidad y futuro ministro del Interior, quien había hecho un informe que podría mandar a la cárcel a más de un director. Existen otros temas que nunca fueron respondidos por dicho colegiado, del cual uno de ellos fue a parar a Tacumbú, por el caso Cajubi. ABC Color lo publicó el 12 de setiembre del 2004 junto con otra carta similar, pero dirigida a un ministro del Gobierno de Nicanor Duarte Frutos. Las dos cartas oparei. 

El Comité de Ética, históricamente, siempre fue un ente suntuario que amedrentaba a los patriotas y hacía vista gorda a los acosadores sexuales, planilleros y viatiqueros políticos. Desconozco su conformación actual y comportamiento institucional. Corruptos y paniaguados con niveles salariales acorde a su obsecuencia siempre habrá, pero funcionarios premiados por su lucha patriótica jamás he visto en estos casi 40 años que estoy relacionado a la Itaipú. 

El Comité de Ética debería investigar de oficio, a mi humilde entender, los casos publicados en la prensa libre; mismo que ellos traten sobre facturas y tarifas energéticas. La corrupción también existe en forma de hechos y omisiones diplomáticas. La claudicación y el entreguismo son delitos de alta traición a la patria... y no prescriben. Si todo esto no prospera y como última instancia, podríamos crear el mencionado “Archivo del entreguismo y la claudicación”. 

Ante el escenario nacional donde “el estar cuerdo es una locura”, debo mencionar que mi locura me hizo publicar 326 artículos técnicos, denuncias y reportajes en ABC Color y otros medios. De ellos, 141 vieron la luz durante la administración de James Spalding; se agradece el respeto a mi libertad de expresión, garantizado por la Constitución Nacional. En todos ellos jamás he ofendido a nadie; sin embargo, me he referido duramente contra el entreguismo y la claudicación de nuestros intereses. En forma innominada llamé de técnicos, ingenieros y empleados de 60 Hertz a los que defienden más los intereses del socio que los nuestros. Si ese es mi pecado, lo asumiré con total hidalguía y resignación. 

“Las cuentas de Itaipú están a disposición de todos. Por ejemplo, hace poco, entregamos un pendrive con informaciones sobre la entidad al grupo DENDE, durante una exposición; antes, esto era imposible conseguir”, señaló el director general en una de la radioemisoras de Asunción hace unos días. ¿Será que no puede autorizar que me entreguen en un pendrive las informaciones del caudal promedio anual del río Paraná durante los últimos 10 años, aguas debajo de la represa? Lo necesito para un libro a ser publicado. 

Por último, debo mencionar dos casos relacionados a Yacyretá: “La política de los hechos consumados” aplicado, con astucia pero sin sabiduría, en nuestras relaciones bilaterales con la Argentina. No arriesgarse con el cambio solo evitará temporalmente que Marito gane enemigos. Los ingresos fugaces que obtendrá con Aña Cua solo evitarán, también temporalmente, que se abulte la deuda del Estado; pero no solucionará el tema de fondo. 

El otro hecho se trata sobre una luz de esperanza que vimos en las expresiones del Ingeniero Pedro Ferreira, futuro presidente de la ANDE: “Se pudo haber negociado mejor”. Si no se revierte el Acuerdo Cartes-Macri sobre Yacyretá, en la Cámara de Diputados, seguiremos esperando en vano la recuperación de nuestra soberanía energética. 

(*) Exsuperintendente de Energías Renovables de IB, aún funcionario activo.

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