Los niños y la fantasía

Una manera de conocer al niño es comprendiendo el universo de sus fantasías. Los recuerdos de cualquier adulto sobre esta etapa de la vida suelen estar llenos de sueños, deseos, hechos y personajes que giran alrededor de lo mágico, de lo misterioso.

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Transformando la realidad

El niño es capaz de transformar la realidad en un mundo de «mitos y leyendas» como nadie puede hacerlo. Cualquier zona de la realidad, por insignificante que sea, gracias a su fantasía, queda transmutada en algo diferente. Los niños tienen el poder de la creación, de la imaginación, quizás por su inocencia, por su falta de experiencia.

Soñar, soñar y soñar…

La fantasía del niño constituye una parte esencial de su personalidad, depende de ella de tal forma que es a través de esa referencia como el niño se vincula al mundo, a la realidad, a las cosas cotidianas. Entiende su propia vida y la de los demás en función del estilo de sus pensamientos, de sus ideas, y estas están vinculadas al cristal de la fantasía con que mira todo cuanto acontece.

Los niños se ven afectados en su lado oculto por las emociones; cualquier cosa que provenga del exterior estará directamente tiñéndose de la materia que está formada esa otra parte de la mente. El niño tiene una estructura de personalidad en continuo cambio y formación; por eso sus propias tendencias se resuelven de una manera más directa; la fantasía es una manera de dominar las múltiples tendencias emotivas del inconsciente.

Productores y consumidores

Los niños son grandes productores y consumidores de fantasías. Luego, en parte por el desarrollo de la personalidad adulta, perdemos esa capacidad. Los cuentos, la manera que tienen los niños de entender las cosas, sus juegos, todo lo que hacen, todo se impregna de esa fluidez que debe existir entre la zona oculta y la consciente de sus vidas. La realidad y la fantasía se entremezclan de un modo saludable.

¿Qué podemos hacer?

Cuando a los niños les contamos los cuentos, o les hablamos contándoles historias, sabemos que se quedan entusiasmados, y que a veces gustan que se les repitan las cosas hasta la saciedad. ¿Por qué sucede esto? El niño se identifica con el símbolo (cuento) y su zona oculta es ayudada a simbolizar así sus emociones y sentimientos.

Encuentra un material oportuno (fantasías) donde depositar todo lo que tiene en su mente de modo simbólico; en la zona inconsciente se produce una descarga de energía a través de las fantasías.

Recuerda

Cuando el niño juega con la imaginación, se transforma en la persona todopoderosa que no es en la realidad. Inventa y transforma, por ejemplo, un palo de escoba en un caballo de carreras. La fantasía es para él un modo de aprender y con su imaginación crea situaciones y se coloca a sí mismo dentro de ellas, como un juego de simulación.

Nuestro hijo no solo transforma un objeto en otro, sino que es capaz de transformarse él mismo; puede cambiar de identidad de un momento a otro, pasando de la ficción a la realidad cuantas veces necesite hacerlo.

Fuentes

Las fantasías de los niños. José González – España. 2000

Recuperado de: http://www.hacerfamilia.com/educacion/noticia-fantasia-imaginacion-ninos-20140218104017.html

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