Dictaminan que el fiscal argentino fue asesinado

La justicia argentina dictaminó que la muerte del fiscal Natalio Alberto Nisman se trató de un asesinato, descartando un supuesto suicidio que se pretendió simular, y que fue una directa consecuencia de la denuncia que el funcionario realizara contra el gobierno de Cristina de Kirchner por el presunto intento de encubrir a acusados en el atentado a la AMIA.

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“Se ha logrado acreditar prima facie que Nisman fue asesinado y que dicho suceso fue directa consecuencia de la denuncia que formulara el 14 de enero de 2015 como titular de la Unidad Fiscal de Investigación del atentado terrorista perpetrado contra la sede de la AMIA”, dice el dictamen de la Cámara Federal de Buenos Aires.

Igualmente, se determinó mantener las acusaciones contra el técnico informático Diego Lagomarsino, quien declaró haber entregado a Nisman el arma con el que se le asesinó.

Lagomarsino sostiene que el propio Nisman le había solicitado un arma para su defensa, pues se sentía inseguro, incluso de los agentes de la Policía Federal que tenía como custodia.

Dado que la intención de los asesinos era simular un suicidio, y Nisman no tenía un arma, el hecho de que se le haya proveído de una, momentos antes de su muerte, levanta sospechas sobre esa entrega.

Es que la declaración de Lagomarsino de haber proveído el arma a Nisman es lo único que justifica la existencia de la misma en la muerte del fiscal.

Si dicha entrega efectivamente existió, y si fue realizada de buena fe, o no, es algo que las investigaciones aun intentan dilucidar.

Asimismo, están encausados los cuatro agentes que estuvieron de guardia en el departamento de Nisman el fin de semana de su muerte, por no haberle proporcionado protección suficiente.

El domingo 14 de enero de 2015 Nisman fue hallado muerto en su departamento, luego de que su guardia dejara pasar unas 11 horas sin informar que durante todo ese tiempo intentaron en vano comunicarse con el fiscal, hasta que en horas de la noche, al fin, entraron al departamento, para encontrar el cuerpo, ya sin vida desde muchas horas atrás.

Ese lunes 15, el fiscal tenía preparada una audiencia ante el Legislativo, donde expondría su investigación sobre acciones del gobierno de la entonces presidente Cristina Fernández de Kirchner, para presuntamente encubrir a acusados de origen iraní de la causa AMIA.

El 27 de enero de 2013 el gobierno argentino había firmado un memorando con el régimen de Irán para que acusados iraníes, altos cargos del gobierno, fueran interrogados en Irán, pero no como acusados, sino en una mera declaración testifical, y sin obligación penal de hacerlo.

El motivo para esto, según la investigación de Nisman, habría sido poder “lavar la cara” al gobierno iraní, con el que se pretendían cerrar arreglos comerciales en momentos en que el régimen fundamentalista soportaba sanciones internacionales y buscaba países que estuvieran dispuestos a comerciar pese a dichas sanciones.

Y es por esa denuncia que la justicia argentina sostiene que el fiscal Nisman fue asesinado.

Reconstrucción del crimen

El fiscal argentino Alberto Nisman fue asesinado con la participación de al menos dos personas, sostiene la investigación realizada por la Gendarmería Nacional, a través de un grupo interdisciplinario de peritos. 

Determinaron que el cuerpo de Nisman presentaba un sangrado interno del hígado y restos de ketamina, una droga anestésica, que le habría privado de la capacidad de presentar resistencia. 

Asimismo, analizaron diversos elementos y características presentes en el baño de su departamento, donde fue muerto. 

La infografía que acompaña este material, fue publicada en el diario argentino Clarín, y muestra las conclusiones a las que llegó la investigación de la Gendarmería, que exponemos. 

Los perpetradores, tras ingresar al departamento de Nisman, lo someten con un golpe al hígado, aplicándole luego una dosis de ketamina para minar su control muscular, pero manteniéndole consciente, para manipular su físico con mayor comodidad. 

Lo introducen al baño y lo preparan para montar la escena que haría suponer un suicidio.

Colocan a Nisman con el pie izquierdo apoyado en el piso y la pierna derecha flexionada, hincando la rodilla en el suelo. 

Gotas de sangre en el piso y la pierna de Nisman develan la postura en que fue colocado. 

Uno de los hombres sujeta el cuerpo de Nisman, mientras otro lleva la mano derecha del fiscal a la cabeza, sujetándola para mantenerla empuñando el arma, que su ayudante Diego Lagomarsino declaró haberle entregado poco antes, para su defensa. 

Entonces, el homicida presiona el gatillo del arma, tomando la mano de Nisman, algo que se deduce por la prueba de parafina, que muestra esa parte de la mano de la víctima sin restos de pólvora, por haber sido cubierta por la mano del asesino. 

El disparo se produce a unos centímetros de la oreja derecha, en un ángulo de abajo hacia arriba, y la bala queda alojada dentro del cráneo. 

Es aquí que se produce uno de los signos más evidentes de la presencia del tirador, cuando la sangre que sale de la herida de la cabeza salpica la mesada del lavamanos, pero el rastro se halla interrumpido parcialmente, indicando la presencia de un obstáculo, que recibió el resto de la salpicadura, en este caso, el asesino. 

Al final, tienden el cuerpo hacia atrás, y dejan el arma junto a la cabeza.

El polémico pacto argentino-iraní

Las investigaciones en Argentina concluyeron que el atentado contra la mutual judía AMIA, en Buenos Aires en 1994, con 85 muertos, tuvo como responsables directos a altos jerarcas del gobierno iraní y el grupo terrorista Hezbolá, aliado del régimen de Teherán.

Fruto de estas pesquisas, pesan sobre los acusados órdenes de captura internacional en la Interpol.

Según la investigación del fiscal Alberto Nisman, la firma de ese protocolo (en enero de 2013) buscaba limpiar la imagen de los acusados iraníes, pues el gobierno de Cristina de Kirchner pretendía cerrar tratos comerciales con Irán.

El protocolo daba una serie de facilidades a los acusados, como que los jueces argentinos tendrían que ir hasta Irán para tomar las declaraciones, y que éstas no serían más que meras exposiciones testimoniales, pues no serían vinculantes a la causa.

En ese tiempo, Irán se hallaba sometido a sanciones comerciales por parte de la comunidad internacional para presionarlo a frenar su programa nuclear, y evitar que el régimen islamista se dote de armas atómicas.

La tesis Nisman es que el gobierno de Kirchner, pretendía negociar con Teherán, que buscaba denodadamente países con los que comerciar para burlar el embargo internacional.

lduarte@abc.com.py

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