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En el mundo, unos 800 millones de personas sufren de hambre; de los cuales, no menos de 10 millones mueren anualmente por desnutrición crónica, según el Proyecto Hambre de las Naciones Unidas. En el Paraguay, el hambre afecta al 10 % de la población (700.000 personas), según lo expuesto en el 2016 por Hiral Elver, relatora especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación.

La problemática captó la atención de María Ximena Mendoza Renaut (25), quien desde pequeña meditó sobre el destino de los alimentos excedentes desperdiciados en los sitios gastronómicos. Esa preocupación la llevó, primero, a debatir e investigar sobre el tema y, posteriormente, promover la solución a través de la empresa social Mboja’o. 

Licenciada en Ciencias de la Comunicación con énfasis en Marketing y Publicidad, por la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción (UCA), el proyecto tomó forma con su trabajo final de masterado en innovación y emprendedurismo, culminado en la IED Escola Superior de Disseny (Instituto Europeo de Diseño) en Barcelona, España. 

Tras 680 kg de comida rescatada para su reutilización en comedores sociales, Ximena nos cuenta sobre Mboja’o, un proyecto social que busca crear conciencia sobre el desperdicio de alimentos y extender raíces en el interior del país.

¿Cómo se inicia el proyecto de Mboja’o?

Nace como producto de mi tesis, luego de que en el 2016 me otorgaran la maravillosa oportunidad de realizar un máster en innovación y emprendedurismo en el IED Escola Superior de Disseny (Instituto Europeo de Diseño) en Barcelona, España, en el que nos dieron el desafío de crear una startup. Tras mi regreso encontré el momento perfecto para aprovechar lo aprendido y a los excelentes mentores que tuve allá para desarrollar un proyecto que pueda implementarlo en el Paraguay. Quería enfocarme en algo que genere un impacto positivo en la sociedad y el medioambiente, y pueda aportar desde mi lugar al país. Desde pequeña me cuestioné sobre lo que sucede con toda esa comida que queda como excedente de los caterings, bufés, restaurantes. Me parece supercontradictorio que mientras estamos tirando un montón de comida que perfectamente podríamos reaprovechar, hayan compatriotas que no puedan satisfacer sus necesidades calóricas mínimas diarias y pasen hambre. Así fue cómo decidí investigar sobre el tema y encontrar una solución.

¿Cómo describís el trabajo realizado por Mboja’o?

Es una empresa social que busca disminuir el desperdicio de alimentos generado en el sector gastronómico. A diario se generan excedentes de alimentos que están en perfecto estado para ser consumidos, pero que terminan innecesariamente en la basura, pues no pueden volver a comercializarse al día siguiente. Con Mboja’o ofrecemos un servicio de recuperación de alimentos excedentes. A cada local gastronómico le proveemos los envases para que refrigeren los alimentos, que posteriormente son recogidos y entregados por Mboja’o a comedores sociales, en los que todos los alimentos son reaprovechados.

Es un proyecto social sumamente innovador en un país en el que la reutilización de los alimentos no es habitualmente practicada. ¿Costó emprender la idea?

Como todo, en un principio cuesta y conlleva sus desafíos. En el Paraguay aún nos falta mucho en temas de concienciación acerca del desperdicio de alimentos. Con este proyecto buscamos cambiar los hábitos, tanto de los comensales como del sector gastronómico, y eso representa romper paradigmas. En nuestro país todavía existen temas bastante culturales instalados en nuestra sociedad. Por ejemplo, si salimos a comer y queda algo de sobra en el plato, muchas veces, es como “mal visto” pedirlo para llevar. Lastimosamente, esos alimentos que quedan en el plato ni Mboja’o ni el restaurante pueden rescatarlos, ya que se trata de comida manipulada y obligatoriamente debe ir a la basura. Con Mboja’o queremos instalar el buen hábito de pedir para llevar siempre y, si uno no lo va a comer, al salir del local puede compartir su comida con otra persona.

¿La idea recibe todo el apoyo que esperabas?

Desde que iniciamos recibimos el apoyo de muchos sectores; logramos que se nos abran un montón de puertas. Fue una grata sorpresa, tras volver al Paraguay, ver cómo el sector empresarial está cada vez más consciente y comprometido con lo social y ambiental. Desde sus inicios, Mboja’o no hizo más que darnos satisfacciones y en lo que va del año ya ganó dos concursos.

¿Cuáles?

El concurso Activadores, organizado por la comunidad internacional Global Shapers, y los premios Tigo Conecta. Ambos premios nos ayudaron muchísimo a tener más visibilidad y construir una red de contactos que nos benefician en el emprendimiento.

¿Cuántas personas se encuentran involucradas?

Empecé sola, pero posteriormente se sumó mi compañera Ana Ramírez. Poco a poco estamos construyendo una red de voluntarios que nos ayudan en los eventos gastronómicos que vamos teniendo; de momento somos 80 personas trabajando.

¿Mboja’o recoge comida de todos los espacios gastronómicos?

No. Todos los que cuentan con nuestro servicio los certificamos como locales “Cero hambre – cero desperdicio” y están identificados correctamente con una calcomanía en la entrada.

¿Cuántas empresas o restaurantes brindan su apoyo actualmente?

Estamos trabajando con tres restaurantes; sin embargo, contamos con el apoyo de nuestros aliados estratégicos: el estudio Berkemeyer en la parte legal, y la Escuela Gastronómica O’Hara como asesores gastronómicos y logísticos. Además, en lo que va del año ya participamos en cuatro eventos gastronómicos, en los que nos encargamos de rescatar los alimentos excedentes: La Comilona de Teletón, la feria gastronómica Cocinando con amor (Fundación Renací), la Cena de los Chefs (Fundación Banco de Alimentos de Paraguay) y la feria gastronómica Paladar. Asimismo, contamos con el apoyo de empresas como Unilever, que impulsa la campaña “Salvemos la comida”, que también busca concienciar acerca del desperdicio de alimentos y contribuir a un uso más eficiente de la comida.

¿Cuánta cantidad de alimentos se rescató a la fecha?

Desde que empezamos hemos logramos recuperar más de 680 kg de comida.

¿La recolección se realiza a diario?

Es de lunes a viernes. Pero como hay locales gastronómicos que no tienen excedentes de forma diaria, estamos actualmente trabajando en el desarrollo de una plataforma web.

El propósito es que los locales adheridos puedan tener su usuario, loguearse y avisarnos cuando tienen comida para ser recuperada. Esto facilitará mucho más la logística, así como la medición del impacto generado, ya que tendrán la opción de especificarnos cuántos kilos de comida tienen. Esa información se enlazará a un contador de la web, en el que en tiempo real se podrán ver todos los kilos de comida que son rescatados, y el impacto que está generando en los comedores beneficiados y las personas alimentadas.

¿A cuántas personas beneficia Mboja’o?

Estamos trabajando con dos comedores. En uno de ellos hay 70 niñas y el otro alimenta a más de 150 niños diariamente.

Mboja’o nació como un proyecto de tesis. ¿Pensás abandonar o delegar el trabajo próximamente?

Si bien en un principio fue mi tesis de masterado, su desarrollo siempre fue con la intención de implementarlo en el Paraguay. No tengo planes de abandonar este emprendimiento. Buscamos que Mboja’o siga creciendo y expandiéndose a otras ciudades del país, y que el Paraguay sea un ejemplo en prácticas de disminución de desperdicio de alimentos.

En el Paraguay, el problema central del hambre no es la falta de alimentos, ya que cuenta con la capacidad de producir para, al menos, 60 millones de personas.

Ximena Mendoza

Máster en innovación y emprendedurismo por la IED Escola Superior de Disseny en Barcelona, España, impulsa la empresa social Mboja’o, un proyecto que pretende la reutilización del excedente de alimentos generado en el sector gastronómico.

Salvemos la comida

Unilever, en alianza con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Fundación Banco de Alimentos, Retail SA y Mboja’o, impulsa la campaña “Salvemos la comida”, con el fin de educar y contribuir al consumo sustentable de los alimentos, y evitar su desperdicio. 

Para lograr la meta, se insta a comer lo justo, consumir con responsabilidad, conservar los alimentos de la manera más eficiente y convertir los alimentos en platos creativos que puedan reciclarse (comprar, conservar, consumir y convertir). 

Según los datos proveídos por la campaña, a nivel mundial, un tercio de la comida es desperdiciada con consecuencias graves, tanto ambientales como sociales, mientras que en el Paraguay, solo en el Mercado de Abasto, se desperdicia al día unas 60 ton. que, según la Fundación Banco de Alimentos, son suficientes para alimentar a 308 personas diariamente. Fuente: Unilever Paraguay.

nadia.cano@abc.com.py

Fotos: Gentileza

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