Por Carlos Gómez de la Fuente (16 años)
Los jóvenes se encariñan y dan valor a cosas que, en realidad, son insignificantes. Por ejemplo, ninguno de los adolescentes va a olvidar la vez que cobró su primer sueldo, aunque fue solo un sándwich de empanada; tanto es así que gastan todo en menos de que canta un gallo.
Aunque sea escaso lo que los teens ganan, siempre se imaginan lo que pueden hacer con ese primer sueldo, como ir de paseo por el interior del país o pagarse un auto BMW en cuotas, locuras por el estilo, imposibles de alcanzar con el escaso dinero que perciben.
El primer salario tiene diferentes efectos dentro de la familia; por ejemplo, la madre cree que ya no le sacará dinero al papá para dárselo al hijo, el padre piensa que ya no debe hacer horas extras para poder alimentarlo, el hermano menor inventa distintas maneras de pedirle plata y la novia se imagina cómo gastar todo en la primera cita. Pero lo que la gente no sabe es que el efectivo en manos de un adolescente no dura más de una hora.
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Que el joven cobre por primera vez significa que podrá comprarse todo lo que quiera, pero a su vez lo ata a obligaciones, como por ejemplo, saber que deberá dejar la joda y trabajar cumpliendo horarios, algo que no es de mucho agrado para los adolescentes, ya que todo el tiempo se pasan frente a la computadora o escuchando sus músicas.
Si el chico o la chica ya tiene idea en qué gastar su primer sueldo, como comprarse “jueguitos” o nuevas ropas para estar a la moda, que piense en las personas que se preocuparon y encargaron de su cuidado y educación. Es muy importante dar presentes que hagan que la familia se sienta muy feliz de saber que cuentan con él o ella.