mgonzal La Dra. Silvina Martínez López dice que en primavera “el desayuno debe ser muy bueno y equilibrado, con proteínas, hidratos de carbono, mejor si son hidratos de carbono complejos (cereales, avena, muesli o galletitas de arroz, sin azúcar agregada) y poca grasa”. Aconseja esperar “que se vacíe el estómago, y luego de cuatro horas aproximadamente consumir el almuerzo, después de cuatro horas tomar la merienda liviana y por último la cena con poco o sin hidratos de carbono, o grasas. Los primeros fermentan y se convierten en alcohol, produciendo gases intestinales y las grasas tardan más en digerirse; el cuerpo no descansa como debe ser por la digestión. Desayunar como un rey, almorzar como un príncipe, merendar y cenar como un mendigo es un antiguo y sabio dicho”.
Al llegar el calor, debemos incrementar el consumo de líquidos: agua, jugos de frutas o verduras, caldos, o consumir frutas y verduras que contienen gran cantidad de agua en su composición, Disminuir la cantidad de grasas y frituras e incrementar las comidas livianas.
La doctora destaca que “es preferible comer y moverse o practicar ejercicios mientras está el sol, porque ahí el metabolismo está activado, quema más. De noche los órganos duermen o descansan, por ello si cenamos tarde con comidas muy copiosas, o tomamos mucho alcohol o hay mucha luz en la habitación, que entra por la piel de todo el cuerpo u ojos el sueño se perturba”. Todos estos aspectos –informa la profesional– “pueden afectar el peso y desarrollar diabetes o dislipidemias (aumento de colesterol y triglicéridos en la sangre, por aumento de una hormona que se llama cortisol)”.
Más adelante la Lic. Carolina Sosky, nutricionista, añade que “es una época ideal para incluir esos alimentos que no deseábamos en invierno como es el caso de las verduras y frutas frescas que están en su mejor momento”.
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Para el desayuno “los alimentos como el pan o derivados (pan tostado, cereales, galletitas etc.) son la base. Es mejor optar por los integrales que aportan más fibra y mayor densidad nutritiva. También una fruta fresca para compensar parte de las necesidades de vitaminas y minerales”.
En el almuerzo incluir “una ensalada es una buena elección, acompañarlas luego con proteínas (carne, pollo, pescados o huevos) y algún carbohidrato como la papa, batata, arroz o fideos hace que el resultado sea un plato completo y balanceado”.
Las cenas pueden ser más livianas, “lo ideal es una ensalada que cuanta más variedad de verduras incluya, más nutritiva, y se traduce en mayor vitalidad y energía”.
Algunas opciones de cenas, dice la Lic. Sosky, pueden ser: suflés de verduras, omelet, zapallitos rellenos de pollo o verduras, una ensalada con atún”. Comienza con los cambios y disfruta la primavera.
