Las reliquias de una nación

Una “máquina del tiempo” se resguarda en uno de los salones del BCP, donde se aprecian monedas y billetes usados a lo largo de la historia. La exposición permite además revivir las penas y glorias del Paraguay registradas en las reliquias de su gente.

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La primera moneda del Paraguay (acuñada en nuestro país), los billetes con la firma de don Carlos Antonio López, la educación financiera que se expresa en cada pieza: las joyas que ostentaban las mujeres en la época y la diferenciación social que significaba portarlas, así como en contrapartida las penurias que atravesó la población durante la gran contienda contra la Triple Alianza, son reliquias invaluables que ayudan a comprender el nacimiento y desarrollo de esta nación.

Esta máquina del tiempo que nos transporta a lo más recóndito de la raza guaraní reside inerte en el Museo de Numismática y Monedas del Banco Central del Paraguay (BCP). Además de la belleza que reluce en la exposición, la historia que alberga cada elemento y las curiosidades que muchos desconocen, hacen más interesante esta travesía.

Víctor Fernández, el encargado del museo y de realizar este recorrido, explica el valor histórico inmerso en cada objeto. Parado frente a una de las vitrinas, señala que el Paraguay nace como nación en 1541 –no como Estado, aclara–, tras la fundación del Cabildo de Asunción.

Entonces empezaba a tomar cierta identidad el mestizaje con la transmisión de cultura y tradiciones por parte las mujeres guaraníes a sus hijos, con cierta organización política.

En cuanto a la economía, en aquel tiempo los pobladores de esta tierra notaron el valor del hierro. Desde entonces, el Cabildo estableció un valor de cambio, por ejemplo, un cuchillo de hierro pequeño valía ocho huevos y dos gallinas caseras a cambio de tres cuchillos de marca.

También utilizaron cuñas como moneda de cambio. Eran fracciones de hierro parecidas a la cabeza del hacha, que se podía emplear además en distintas labores.

Esta tasación se mantuvo durante 10 años aproximadamente. Con el paso del tiempo hubo variaciones en la apreciación del metal y fue cuando nació la macuquina en Lima, Perú, una especie de moneda elaborada de metal moldeado con golpes de martillo, que luego se extendió al continente americano.

“Algunos letraditos decidieron cortar la macuquina en varias partes y fueron a entregar los fragmentos con el valor de una, pero a poco tiempo el comerciante se dio cuenta de que no era lo mismo. Alguien le habrá dicho ‘te engañaron, esta es más pequeña que la otra, no tiene el mismo peso del metal y vos le diste el mismo valor’”, referencia Fernández.

Entonces los vendedores se asociaron y decidieron que solo le iban a dar un valor a la macuquina de acuerdo al peso, si estaba cortada y era más pequeña, tenía menos poder de adquisición y es por eso que pasaron a llamarle “peso” a la moneda. Esta denominación alcanzó gran parte del continente y recién luego de la constitución de los países, algunos decidieron cambiar el nombre de su moneda, añade.

Los españoles trajeron los maravedíes, que circulaban ya en España cerca de cuatrocientos años antes, para enseñarle a los pobladores de América que las monedas no se hacían a golpe de martillo.

En este punto, Fernández subraya la importancia de los seguros que tiene una moneda bien hecha, para evitar que la recorten o le extraigan fragmentos.

“Tiene un seguro que es este cordoncillo de seguridad que tiene alrededor de la moneda, pero como algunos cortaban y limaban los bordes, entonces se le puso un segundo seguro que son las ranuritas verticales que tienen, entonces si ves que el borde está completamente desgastado, tenés que saber que alguien la limó”, especifica.

La forma de cambio se modificó en varias ocasiones, durante algún tiempo circularon reales de España y los conocidos como pesos corrientes y pesos fuertes. Recién cuando asume el primer presidente del Paraguay independiente, Carlos Antonio López (1844-1854 en su primer periodo), es él quien decide mandar traer una máquina acuñadora de monedas e instala la Casa de Monedas.

La primera moneda fue acuñada en nuestro país en 1845, conocida como 1/12, la cual trataba de enseñar a la población que una moneda de plata valía 12 de esta moneda de cobre, que en el reverso ya tenía el escudo nacional: una asta con gorro frigio, un león sentado al lado y una corona de laurel.

Carlos Antonio López no se conformó con instalar la moneda sino decidió también hacer billetes paraguayos y así el 1 de marzo de 1847 creó el papel moneda en nuestro país.

Entonces, ¿cómo convencer a la población que un simple papel tenía valor? Decidió estampar su firma en los billetes para certificar su validez. Víctor Fernández enaltece la genialidad didáctica de don Carlos al poner dibujos de lo que uno podría comprar en relación al monto del billete, para que la gente entienda la utilidad que tendrían.

Por ejemplo, en un billete de cuatro pesos se encontraba la imagen de un buey arrastrando una carreta –lo que hoy serviría para comprar una camioneta– mientras que el de dos pesos tiene el dibujo de un burro arrastrando una carreta –lo que ahora sería para adquirir un automóvil–, referencia el guía.

López no solo decidió hacerlos instructivos sino que mandó elaborar en paralelo reales y pesos del mismo valor para que la transición de la moneda española a la local no sea tan drástica.

 

Durante la época de don Carlos Antonio López, nuestro país brilló a todas luces con los trenes y los sofisticados edificios que se construyeron de la mano de arquitectos extranjeros.

También en esos tiempos hubo una sociedad en que las mujeres usaban el famoso kygua vera (peineta brillosa con detalles de piedras y oro), así como el conocido anillo siete ramales y varias otras joyas que podían permitirse lucir en esa época.

Muchas de estas joyas fueron las que más tarde las mujeres entregaron para poder colaborar económicamente con la Guerra Grande, otras reliquias fueron enterradas y algunas, como las que llegaron a este museo, llevadas a las embajadas para tratar de que se conserven luego de que las fuerzas aliadas ingresaran a la Fortaleza de Humaitá. 

También se encuentra en la muestra una bandeja de plata tallada a mano que pesa casi ocho kilos con las iniciales de Francisco Solano López. Según el guía, habría sido elaborada tan detalladamente por un artesano paraguayo. 

Cuando se vino la Guerra contra la Triple Alianza (1865-1870), la población nacional sufrió los peores padecimientos con su población menguada y la escasez económica que se fue agravando con los saqueos. Evidencia de ello fueron las monedas de plata y oro, que seguían guardando algunas personas, que fueron cortadas en diferentes tamaños para suplir la falta de monedas de menor denominación.

Esta colección que refleja la situación de aquella época es conocida como “monedas de campamento”. Algunas eran bolivianas y otras pertenecientes a Inglaterra.

La moneda nacional bajo la denominación de guaraní aparece el 5 de octubre de 1943, bajo la presidencia de Higinio Morínigo (1939-1948) de la mano de la entonces Banco de la República del Paraguay, actualmente Banco Central del Paraguay, que pasa a llamarse así en 1944. El billete de G. 1.000 fue el de mayor denominación desde su lanzamiento.

Corría el año 1976 cuando elaboraron el único proyecto de billetes que no fue aprobado. Habían presentado al dictador Alfredo Stroessner la posibilidad de que su rostro esté en el anverso del billete de G. 50.000. Mientras que en el reverso se presentaría la represa del Acaray II de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE).

Sin embargo, al mandatario no le gustó la idea, según se rumorea, porque dijo que él no era un monarca y que además seguía vivo.

Anualmente el museo recibe entre 7.000 a 9.000 visitas y, por ejemplo, el año pasado lo visitó un centenar de delegaciones extranjeras.

Fernández cuenta con entusiasmo que los turistas quedan sorprendidos con la naturaleza que rodea el museo y siempre se sorprenden con la historia de porqué se le llamó peso a las monedas. Explicó que muchos sudamericanos también quedan anonadados al encontrar el significado de su entorno cotidiano, como nombres o calles, en el idioma guaraní.

La cuña y su historia también es muy apreciada por los extranjeros, quienes pueden dimensionar cómo una herramienta pudo utilizarse para tantos fines y entre ellos, moneda de cambio.

El museo está ubicado en la sede del Banco Central del Paraguay, sobre Federación Rusa y Augusto Roa Bastos, Asunción. Normalmente está abierto de lunes a viernes 8:00 a 12:30.

El requisito principal es portar cédula y no se puede ingresar con elementos punzantes, tampoco con vestimentas muy informales como shorts o zapatillas.

Entretanto, si se trata de un grupo grande o una delegación especial se debe enviar una nota para una mayor organización. El ingreso es totalmente gratuito. Cualquier consulta se puede hacer al número de teléfono (021) 619 2092.

Sin duda las reliquias guardadas en el BCP tienen un tremendo valor monetario, pero para Víctor Fernández -quien recorre todos los días esos pasillos empapados de una época fantástica vivida con lujos- estos elementos son tesoros invaluables que dan brillo al acervo cultural de nuestra nación.

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