Tras unas palabras de bienvenida del embajador In Shik Woo, quien destacó el desarrollo de los lazos entre Corea y Paraguay a lo largo del tiempo, comenzó el espectáculo que él mismo anticipó sería un pantallazo de la cultura coreana de todos los tiempos.
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Luego de los aplausos de un público que colmó el teatro y que desde el inicio se mostró encendido, comenzó el desfile de talentos de la mano de Jinjo Crew.
Este es un grupo de bailarines de break dance ganador de varios campeonatos mundiales de su estilo. Su nombre significa “que asciende como la llama que arde”, y es un placer notar cómo hacen justicia a ese enunciado.
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El grupo presentó cinco cuadros sumamente variados, condensando así un show lleno de puntos altos. Entrando y saliendo de escena, formando diferentes figuras y agrupándose en diferentes números de bailarines, abrieron con “Invaders”, sacando a relucir desde el principio que parecen ser de otro mundo.
Un solo de “beat box”, el arte de producir sonidos de percusión, ritmos o melodías con la boca y los labios, llegó después para la locura de la gente que se comprometió y participó.
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Bailarines y beatboxer se unieron para arremeter con más momentos de alta carga enérgica, para que después veamos a todo el grupo interactuando con alguien del público, con grandes referencias a la serie “El juego del calamar”.
La segunda parte fue una increíble fusión entre pasado y presente, gracias al grupo Tago, cuyos integrantes demostraron ser dueños no solo de talento para la percusión y el canto, sino de carisma y gracia para conquistar a la gente.
Con tambores de diferentes tamaños y posibilidades sonoras también presentaron cinco piezas desde lo más tradicional hasta lo moderno. Incluso subieron a escena un tambor “cuadrado”, creado por Tago, y que fue ejecutado entre tres de ellos al mismo tiempo.
Tanto la serenidad como el frenetismo se entrecruzaban en la manera en que los músicos abordaban sus tambores y el canto, ya que gracias a eso podían conseguir diversos sonidos para hipnotizar al público.
El gran final, con los artistas de ambos grupos en escena, mezcló la especialidad de cada uno y entre sombreros tradicionales, colores, risas y alegría, cerraron una noche donde la gente salió iluminada por la energía en una noche sin igual.