El desafío de proponer nuevos métodos en la corriente artística, supone miradas relacionadas con la vanguardia cultural desarrollada internacionalmente. Es un lugar común admitir que en ese sentido, nuestro país sigue pagando una eterna deuda y en sí, la realidad nos responde sin mayores vueltas.
No obstante, existen modelos de aplicación artística que traspasan las fronteras mentales y se afianzan en nuestro territorio.
Tal es el caso de la directora, actríz y creadora de la metodología artística En Borrador, que hace varios años ofrece un análisis del planteamiento estético en la creación de obras interdisciplinarias.
Luego de recibirse de actriz comenzó a dar clases de actuación en la escuela de su madre (Margarita Irún), cosa que no haría ya hoy en día admite entre risas.
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“No sé si por ansiosa siempre buscaba otras formas de aprender, nunca me quedé en un solo lugar, en el sentido de que nada me es suficiente. Exploraba nuevas maneras de enseñar actuación”, rememora la artista.

Luego de ocho años viviendo y estudiando en Nueva York, descubrió divergentes formas de encarar la disciplina. “Tenía ganas de hacer más cosas y de ese impulso nace En Borrador, una manera de hacer teatro en la que me empapé y continúo descubriendo”, señala Paola.
El masterado que realizó es multidisciplinario, ya que concibe que el teatro en si, lo es: “En muchos países abordan esa prerrogativa artística. Tenemos que dar más pasos a nivel local para que también lo sea. Creé En Borrador en el 2009 por una necesidad de afrontar mis propias obras y hacerlas del modo en que me formaba”, enfatiza.
“Mucha gente confunde la dinámica de éste método como una creación colectiva y en realidad no lo es. Lo concibo en colaboración, pero desde la dirección lo voy hilando todo. Nunca tengo un tema específico, más bien un punto de partida y mejor si es amplio, así podemos bucear sin limitaciones en el asunto. Desde ahí investigo sola de distintas formas, a través de la literatura, audiovisual, música, etc. todo lo que pueda informarme y luego vienen los actores, llegando desde muchos caminos a la experimentación que permite llegar a una dramaturgia adecuada”, explica en relación al proceso en constante cambio.
“Eso es maravilloso porque nunca sabes en lo que terminará. Es un caos ordenado y encantador. Elijo descubrir, llegando a un punto donde veo lo que voy a abordar”, subraya.
Comulgando con varias disciplinas que añaden su cuota extrasensorial a la puesta, subir al barco de En Borrador, no siempre es sencillo.
“No es fácil, empezando por los actores, ya que no es común. Más allá de la trayectoria resulta complicado a veces ubicarse en el sitio de creador. Esa es una gran necesidad para mí: Lograr actores creadores y no solo intérpretes”, asegura Irún.
“En el mundo profesional, hablando en general, la mayoría está muy acostumbrada a no investigar. Hay poca experimentación y poca dramaturgia nacional. Eso debe salir de nosotros, de nuestro proceso y admito que es difícil encararlo, aunque luego de todo el sufrimiento, el resultado es satisfactorio porque el producto es nuestro”, analiza la profesional.
Incorporando las técnicas que encara en su trabajo de laboratorio, Paola plantea unir dos generaciones.
Mi madre es referente del teatro clásico en nuestro país. Representa una tradición primordial y disciplinaria en el texto y yo soy la ruptura de ese esquema. Vengo con una dramaturgia propia, experimentación, página en blanco, etc”, refiere Irún.
“Una cosa no desplaza a la otra. Quiero darle a mis alumnos no solo una vena de intérpretes, sino que proyecten sus propios materiales, tratando de pasar mi bagaje en ese sentido, uniendo el teatro clásico con el experimental, acercando lo multidisciplinario y añadir a la escuela módulos independientes de Workshop que no estén ligados precisamente al mundo teatral, como por ejemplo arte, dramaturgia musical, dirección de arte, etc, de la mano de colaboradores que están conmigo desde el primer En Borrador, como Ryan Musi, Jorge Báez, Carlos Patuza, Dahia Valenzuela, Manu Alviso, a quienes considero el primer anillo en este proceso”, esgrime.
Éstos espacios de trabajo son gratuitos para los alumnos de la Escuela De Margarita Irún y serán abiertos al público en general con sus correspondientes indicaciones: “En Borrador ya es una clase y los alumnos son directores, dramaturgos y actores”, añade Paola.
Al iniciarse en una u otra escuela de formación teatral, vínculos muy fuertes de compañerismo surgen –como en cada disciplina que uno escoge con convicción-, generando también un análisis sobre quiénes imparten el conocimiento.
“Hay que saber bien qué querés hacer: ¿Tener o hacer más amigos, ser amigo de un profesor, o querés ser profesional, qué es lo que te potencia realmente? En mi caso busqué y arañé para aprender y mucho de lo que sucede en este país es quedarse en una zona de confort de la que luego resulta complicado salir”, analiza.
“Te potencia experimentar cosas nuevas, si es que tu objetivo final es ser artista”, resalta sobre el punto.
En relación a la institución donde inició sus estudios y que hoy la convoca a desarrollar cambios trascendentales en su propuesta, inician con el primer workshops,de la mano de Oz Montanía: “Él desarrollará una intervención en la Escuela y vamos a pintarla y experimentar entre todos, pero así como un director en teatro, él atenderá la composición y coordinación de todos los aspectos”, comenta la artista.
“Iniciamos ayer y seguiremos pintando hasta el 5 de marzo, cuando Oz le dará el último toque”, finaliza esta creadora integral
Para informes e inscripciones en la Escuela de teatro de Margarita Irún, pueden visitar sus perfiles en redes sociales o acercarse los sábados de 10:00 a 14:00 en Manduvirá 760 entre Ayolas y Oleary.
Reforzando espacios que ayudan a experimentar tanto a actores como a artistas de otras disciplinas, alimentando una vertiente desafiante para la escena cultural, Paola Irún apunta a la dinámica transversal, ofreciendo desde una idea original, la sinergia de talentos comunes a un enfoque vanguardista en el mercado de la creación.
