“Lux”: Envolvente y original propuesta

En un escenario completamente diferente se presentó una propuesta de igual característica. Es que el concierto “Lux”, a cargo de la Orquesta Sinfónica del Congreso Nacional y músicos invitados, llevó composiciones rompedoras a colarse entre las máquinas de la antigua usina de la ANDE, actual museo, el pasado martes 9.

La Orquesta Sinfónica del Congreso Nacional llevó a la música de paseo entre los fierros.
La Orquesta Sinfónica del Congreso Nacional llevó a la música de paseo entre los fierros.Pedro Gonzalez

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Un escenario inusual para un concierto inusual. La OSIC partió de esta premisa para crear el repertorio de “Lux”, un evento en el que se combinaron elementos de la música electrónica con instrumentos clásicos, en el marco de una experiencia única.

En diferentes espacios de la antigua usina se desarrolló el recital que significó un recorrido experimental, bajo idea, concepto y dirección general de Diego Sánchez Haase, director titual de la OSIC.

El trayectó empezó en la sala de turbinas con una “Pieza sin título”, del paraguayo Ale Leju. Escrita especialmente para sintetizadores, de la mano de los músicos Mar Pérez y LSAN esta obra repicó entre los fierros, demostrando que el entorno era, si no indispensable, ideal para que lo electrónico/metálico retumbe en las mentes de los presentes.

Una mirada llegó desde México gracias a la obra de Eduardo Caballero. La pieza Convergencias II, para violín y electrónica, caló profundamente gracias a la comprometida actuación de la violinista María Eugenia Benítez. Conmovedor, intenso y sutil fue este segmento llevado por ella a pulso sereno y enérgico.

“Luz labrada por las sombras”, para trombón y electrónica, también de Caballero y por la trombonista y compositora paraguaya Fátima Abramo siguió en el repertorio. Ella se vistió de seguridad para entregar una obra llena de matices sonoros que, gracias a su temple interpretativa y calidad técnica, hizo resonar los metales del lugar.

La historia de este camino seguía construyéndose en vivo y la próxima parada fue “Reflexiones”, para flauta, electrónica y luces, en calidad de estreno mundial. Esta creación del paraguayo Horacio Viñales Méndez irrumpió con una exquisita fusión entre sonido y luz, haciendo de esta última también protagonista como una nota más. La flauta sonó penetrante y exquisita gracias a Montserrat Duarte, quien sumergió a la gente en esta obra envolvente.

La segunda y última parte se materializó en la que fuera una sala de calderas de baja presión, para presentar “Lux”, del italiano Girolamo Deraco, colaborador habitual de Diego Sánchez Haase.

“Lux” fue descrita como un réquiem para tenor, orquesta de cuerdas y electrónica en vivo sobre textos de Pedro Paredes Argüello. Fue además un homenaje a los trabajadores fallecidos en la usina y en pandemia.

Este también estreno mundial, con José Mongelós como tenor, fue la obra indicada para cerrar esta propuesta, que cerró con música paraguaya. Con su composición Deraco le saca el jugo a todas las aristas sonoras de los instrumentos de la orquesta, haciendo de ello una celebración a eso inusual.

Es que en la música hay tanto mundo por explorar y, más aún en nuestro país, con tanto talento, esta afirmación se hace necesaria. Además, este concierto fue solo una muestra de lo imprescindible de transitar también lo otro, desconocido, raro (como quieran llamarlo) en lo sonoro, para hacerlo conocido, habitual, para que la sed de curiosidad sea constantemente saciada en los seres humanos.

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