Flor Bertotti iluminó Asunción con una noche mágica y llena de nostalgia

Flor Bertotti convocó a miles de fanáticos que corearon sus canciones con mucha intensidad.
Flor Bertotti convocó a miles de fanáticos que corearon sus canciones con mucha intensidad.MARIA VICTORIA - GENTILEZA

Desde las primeras luces del escenario hasta el cierre con clásicos imborrables, Flor Bertotti ofreció en el Jockey Club Paraguayo un concierto emotivo que reunió a miles de seguidores que crecieron con su música. Una noche donde los recuerdos, la ilusión y el mensaje esperanzador de la artista se entrelazaron en cada canción.

La noche del domingo envolvió al Jockey Club Paraguayo en un ambiente eléctrico y festivo, mientras miles de fanáticos aguardaban el regreso de Flor Bertotti, referente generacional y dueña de un repertorio que marcó a toda una época.

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A las 21:20, entre un estallido de luces coloridas que teñían el escenario como un caleidoscopio en movimiento, la artista apareció irradiando la alegría que la caracteriza.

“Buenas noches, Asunción. ¡Qué felicidad, chicos, de verdad… va a ser una noche mágica!”, expresó con una sonrisa amplia después de abrir el concierto con “Arriba las ilusiones”, un tema que invita a creer en la fuerza personal para dar valor a la propia historia. Aquella declaración marcó el tono espiritual del espectáculo: luminoso, optimista y humano.

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La emoción se mantuvo con “Hay un cuento”, una balada que muchos corearon con los ojos cerrados, como si regresaran a un tiempo donde la inocencia guiaba los días. Entre agradecimientos al público paraguayo, la noche siguió creciendo en intensidad.

Con guitarras más potentes y un baile que encendió el ambiente, llegó “Cosas que odio de vos”, que aportó un giro más rockero antes de transformar el clima con la intimidad de “No te importa”, con un inicio emotivo solo al piano.

Entre risas, Bertotti recordó su juventud al ver sus imágenes en las pantallas: “¡Qué chiquita era! ¿Sigo igual?”, preguntó entre risas. Pero afirmó que el amor sigue intacto, e invitando a vivirlo todo muy intensamente, “como Flori, porque somos una generación criada por ella”.

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El concierto continuó con “Por qué” y “Pobres los ricos”, canciones sostenidas por una banda que demostraba solidez y una afinación impecable. Luego, un extenso momento instrumental invitó al público a “gestionar esa felicidad”, como explicó la artista, quien habló sobre crecer juntos, admiró los looks del público y compartió que la siguiente canción la había escrito para su marido al inicio de su relación: “Ay qué lindo”, recibida entre suspiros y aplausos.

La energía se transformó en complicidad con “Un enorme dragón”, cuya interpretación surgió después de bromear sobre las amenazas juguetonas que recibía en redes si no la cantaba. Siguió “Te siento”, antes de un vídeo que reunió imágenes de fans cantando, preludio del emotivo segmento “Delivery de canciones”.

Con guitarra acústica, cajón y una corista, hicieron “Ven a mí”, mientras recibía una bandera paraguaya y recordaba cómo la recibieron en el aeropuerto esa madrugada. Invitó al público a pedir temas, y ese espíritu cercano derivó en una cadena de clásicos: “Corazones contentos”, “Y la vida se detuvo”, “Chaval chulito”, “Kikirikí” y “Los niños no mueren”, esta última coreada con especial entusiasmo por los más pequeños.

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Uno de los momentos más conmovedores llegó cuando el actor Federico Amador, su esposo, subió al escenario para cantar junto a ella “Te amo más”, desatando una ola de emoción colectiva.

El cierre fue una explosión de nostalgia y alegría:“Mi vestido azul”, “Flores amarillas”, “Tic Tac” y “Todo lo que necesitas es amor” sellaron una noche que fue, como prometió Bertotti, mágica. Una celebración de vida, ilusión y recuerdos que permanecerán en el corazón de quienes llegaron hasta eel Jockey Club.