“La Cumbre Escarlata”: cadenas del pasado

La nueva película de Guillermo del Toro es tan perturbadora como visualmente impresionante, y una atrapante historia de tragedia y drama sobrenatural. Pero ojo, no es una película de terror.

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Con películas como La Cumbre Escarlata, las reseñas o críticas cobran una especial importancia. Como El Protegido, La Aldea y tantos otros filmes de dos caras, la nueva obra de Guillermo del Toro es algo bastante distinto a lo que el márketing promete.

La propia película se encarga de dejar bien claro de qué va la cosa en una de sus primeras escenas, en la que nuestra protagonista, una joven escritora llamada Edith Cushing (Mia Wasikowska), defiende su obra ante un escéptico editor. “No es una historia de fantasmas”, dice ella. “Es una historia con fantasmas en ella. Los fantasmas son una metáfora del pasado”.

Como el libro de Edith, la película de Del Toro no es una historia de fantasmas, es un drama sobre la oscuridad que dormita dentro del ser humano, sobre la obsesión con el pasado y la incapacidad de cortar sus ataduras, en el que los espectros funcionan como un contraste para subrayar que hay formas de ser un fantasma sin haber expirado. Es una película que cuenta con escenas aterradoras, pero no es una película de terror, y cualquiera que vaya buscando una fuente abundante y frecuente de sustos probablemente va a salir decepcionado.

La Cumbre Escarlata trascurre a finales del Siglo XIX. Mientras Edith vierte en las páginas de un libro su obsesión con los fantasmas, un aristócrata británico caído en desgracia, Thomas Sharpe (Tom Hiddleston) y su hermana Lucille (Jessica Chastain) llegan a Estados Unidos intentando conseguir que el padre de Edith, un acaudalado empresario, invierta en un invento de Thomas que podría revivir el negocio de la familia Sharpe, la explotación de vastos depósitos de arcilla roja en la propiedad de la familia.

Romance y tragedia se entrelazan y acaban haciendo que Edith se case con Thomas, y acompañe a su esposo y a su cuñada a su propiedad en Inglaterra, Allerdale Hall, donde una enorme pero decrépita mansión se alza sobre los depósitos de arcilla que hacen parecer que el suelo mismo sangra. Allí, Edith va desentrañando la horrible historia secreta de la mansión y la familia Sharpe, y los espíritus perturbados que los rodean.

Como me imaginaba, La Cumbre Escarlata es una clara sucesora espiritual de la otra película con fantasmas de Guillermo del Toro, El Espinazo del Diablo, otra película con fantasmas que estaba más interesada en usarlos como lupa para explorar a sus personajes vivos que como simple herramienta expendedora de sustos. Los fantasmas en La Cumbre Escarlata – creaciones visualmente inolvidables y genuinamente espeluznantes, como era de esperarse de un amante de las criaturas macabras y la narración visual como Del Toro – están atados al lugar en que sufrieron su cruel destino final, al igual que los hermanos Sharpe están encadenados a la propiedad de su familia, un “privilegio al que nunca debemos renunciar” como lo pone Thomas. Sí, como en El Espinazo del Diablo, en un sentido las almas en pena flotantes no son los únicos fantasmas en la película.

Así, Del Toro y su co-guionista Matthew Robbins no crean una película de terror tradicional. Las escenas de drama romántico y tensa investigación de un vago misterio superan ampliamente en número a las apariciones espectrales, y los fantasmas del filme no son entidades hostiles que hay que exorcizar o a las que hay que sobrevivir de alguna otra forma. Los fantasmas son advertencias, pero el peligro y la violencia – que es usada con moderación, aunque Del Toro no se queda con las ganas de mostrarla con horrible lujo de detalles – tienen orígenes más mundanos.

Los realizadores suelen hablar mucho, en ciertos casos, de cómo se hizo un esfuerzo especial por hacer que el ambiente que rodea a los personajes sea por sí mismo un personaje, pero pocas veces esto se ha logrado tan bien como con Allerdale Hall. Con su magnificencia manchada por heridas abiertas, un techo podrido con un enorme agujero por el que la luz y la nueve del exterior se cuelan al interior, cañerías que “sangran” agua roja y una arquitectura que convierte en estremecedores suspiros las corrientes de aire, Allerdale Hall no es distinta a un fantasma, una sombra pálida de lo que fue en vida.

Aunque es una película más que satisfactoria, digna de una filmografía tan destacada como la de Guillermo del Toro, el filme no carece de defectos. Una escena al principio del filme se siente superflua y fuera de lugar, como si hubiera sido puesta allí solo porque Del Toro quería comenzar la película con un susto para que la gente que fuera al cine esperando algo al estilo de La Noche del Demonio no se fuera de la sala a los 20 minutos de drama pesado en suspenso pero ligero en fenómenos sobrenaturales. Además, el personaje de Lucille se queda un poco falto de profundidad; es un personaje lo suficientemente redondo, y Chastain hace un buen trabajo, pero un poco más de énfasis en su perspectiva hubiera servido para ponerla a la altura de su trágica historia.

Aún así, viendo el filme me sentí como recuerdo haberme sentido cuando leía por primera vez El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, y me envolvía una sensación de inquietud abstracta pero palpable, una paranoia no por los peligros físicos de alguna criatura al acecho sino ante el que se esconde en la formidable pero potencialmente frágil mente humana, capaz de maravillas y atrocidades; es un terror más sutil, pero a la larga más inquietante porque parece rehusarse a disiparse del todo.

Con su absorbente atmósfera, sus inolvidables espectros, su muy buen elenco y su trágica y sangrienta historia, llena de moral ambigua y cuestionamientos sobre los vínculos del pasado, La Cumbre Escarlata es uno de los filmes de temática sobrenatural más interesantes de los últimos años, y una experiencia absolutamente recomendable siempre que uno vaya armado con una pequeña cantidad de paciencia.

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LA CUMBRE ESCARLATA (Crimson Peak)

Dirigida por Guillermo del Toro

Escrita por Guillermo del Toro y Matthew Robbins

Producida por Guillermo del Toro, Thomas Tull, Callum Greene y Jon Jashni

Edición por Bernat Vilaplana

Dirección de fotografía por Dan Laustsen

Banda sonora compuesta por Fernando Velázquez

Elenco: Mia Wasikowska, Tom Hiddleston, Jessica Chastain, Charlie Hunnam, Jim Beaver, Burn Gorman, Leslie Hope, Doug Jones y Javier Botet

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